Los ministros de Interior de la Unión Europea han aceptado este jueves la incorporación de Croacia al espacio Schengen a partir del próximo 1 de enero, mientras que Bulgaria y Rumania tendrán que seguir esperando, aunque su entrada es defendida por la Comisión Europea desde hace una década, pero el veto de Austria y Países Bajos los ha dejado fuera. "El área Schengen está creciendo por primera vez en más de una década gracias a la presidencia de la República Checa del Consejo de la Unión Europea. ¡Los ministros han aprobado la filiación de Croacia a partir del 1 de enero de 2023"!, ha informado la presidencia checa en su cuenta oficial de Twitter.

La entrada de Rumania y Bulgaria ha chocado con el voto en contra de Austria y Países Bajos, si bien este último se había mostrado abierto a permitir la entrada de Rumania. La decisión abarcaba a los dos países sin posibilidad de dividir la votación, por lo tanto, el veto holandés en Bulgaria ha acabado afectando también en Rumania. La comisaria de Interior, Ylva Johansson, ha afirmado que Bulgaria y Rumania también merecen entrar en la zona Schengen, pero no han conseguido el apoyo por unanimidad necesario para formar parte de este espacio de libre circulación de personas y mercancías.

Un abanico de ventajas para Croacia

Una década después de su entrada en la UE, Croacia se incorporará el 1 de enero de 2023 no solo a la zona euro sino también al espacio Schengen, un cambio que aporta muchas ventajas, sobre todo comerciales, pero también el reto de tener que controlar la frontera exterior de la UE. Para el gobierno conservador, con la entrada en el espacio Schengen, Croacia pasará a formar parte "de un club de élite, de 15 países que están al mismo tiempo en la UE, la OTAN, Schengen y la eurozona." Desaparecerán los controles entre las fronteras con Eslovenia y Hungría, mientras que se refuerzan con la vecina Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro. Con respecto a los aeropuertos, la entrada en Schengen se completará el 26 de marzo. Hace solo unas semanas, el primer ministro, Andrej Plenkovic, afirmó que "Croacia será más fuerte, resistente, protegida, menos expuesta, más atractiva, segura, fiable para todos los que quieren negociar, invertir, y ser turistas en Croacia".

La entrada en el espacio Schengen también aportará un gran flujo de turismo. En Croacia, donde el sector turístico aporta uno de cada cinco euros del producto interior bruto (PIB), será todavía más atractiva para los visitantes extranjeros, ha destacado también al director de la Oficina de Turismo croata, Kristijan Stanicic. "Además del aspecto de la seguridad, otra ventaja es que los turistas de la UE llegarán a sus balnearios preferidos a Croacia ya sin atascos y largas esperas en las fronteras. Tampoco tendrá que comprar kunas (la moneda nacional)", ha afirmado.

La inmigración, el gran reto

Mientras tanto, el país tendrá que proteger una larga frontera exterior de la UE, con más de 1.350 kilómetros de longitud, e impedir allí la entrada de inmigrantes. Especialistas de la agencia europea de fronteras (Frontex) han participado en el entrenamiento de unos 6.000 policías croatas que tendrán que controlar los 1011 kilómetros de una frontera con Bosnia-Herzegovina, los 318 kilómetros con Serbia y los 23 con Montenegro. La ruta balcánica desde el Oriente Medio hacia los países ricos de la UE es un camino tradicional de contrabando y tráfico de personas. Por esta razón, Eslovenia advierte que podría introducir controles de frontera después de la entrada de Croacia en el espacio Schengen en caso de una mayor presión migratoria.