Paso importante del Reino Unido en la ampliación de su política de defensa. En la víspera de la cumbre de la OTAN en La Haya, el primer ministro británico Keir Starmer ha anunciado que Londres comprará un escuadrón de aviones de combate procedentes de los Estados Unidos (EE.UU.) con capacidad de transportar ojivas nucleares tácticas. Con este movimiento, el país británico, que actualmente ostenta el cuarto arsenal nuclear mayor del mundo —solo superado por Rusia, los EE.UU. y Francia— ampliará sustancialmente su capacidad de disuasión atómica. "En una era de incertidumbre radical ya no podemos dar la paz por hecha", ha asegurado Starmer, poniendo el foco en el aumento de los ataques militares de Rusia y los últimos ataques del Irán contra disidentes en el extranjero.
Más seguridad ante las amenazas globales
Con este anuncio, el ejecutivo británico ha puesto en marcha el cambio de postura más importante en su doctrina nuclear desde el final de la Guerra Fría. Según se establece al acuerdo, Londres comprará 13 aviones F-35A con capacidad de transportar bombas de gravedad B61-12, que disponen de una potencia explosiva tres veces superior a la del arma lanzada sobre Hiroshima. "Estos aviones reforzarán nuestras fuerzas armadas y darán apoyo a las comunidades de todo el país a través de nuestra industria de defensa", ha celebrado Starmer. El Reino Unido no disponía de capacidad aérea para lanzar bombas desde el año 1998. Su doctrina nuclear se ha desarrollado desde entonces a través de una flota de submarinos, tal como ha sucedido también a Francia. Sin embargo, los legisladores británicos consideran ahora que, ante el riesgo de un ataque de Rusia a cualquier país de la OTAN, es necesario diversificar las estrategias. Así, los F-35A no formarán parte del arsenal exclusivo del Reino Unido, sino que operarán en el marco de la organización transatlántica.
"Primero es la OTAN"
Acuerdos similares a este se han dado en otros países europeos como Alemania, Italia, Bélgica o los Países Bajos. En todos los casos, los EE.UU. aportan sus armas nucleares, cuyo uso queda bajo control del inquilino de la Casa Blanca. La decisión británica de sumarse a este plan|plano llega después de una revisión estratégica de sus principios de defensa, algo necesario, según los funcionarios británicos, ante la creciente inestabilidad global y las renovadas amenazas nucleares. El secretario de Defensa británico, John Healey, ha recordado el compromiso del país con la arquitectura transatlántica, asegurando que "primero es la OTAN" y que la defensa se puede utilizar como "motor de crecimiento" para la economía nacional. Este posicionamiento contrasta con las declaraciones contrarias a la proliferación de gobiernos como el español, que ha sido uno de los grandes señalados por su falta de compromiso con la financiación de la Alianza.
La medida ha sido recibida con satisfacción por parte del secretario general de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte, quien lo ha considerado "una sólida contribución británica a la alianza". "Por primera vez en muchos años, tenemos que prepararnos activamente para la posibilidad de que el Reino Unido se vea amenazado directamente en un escenario de guerra", leía el informe publicado por el gobierno británico. Una advertencia que resuena en las palabras recientes del mismo Rutte, quien aseguraba hace unos días que, si no se alcanza un aumento en dependida de defensa, "pronto tendremos que aprender a hablar ruso". Si todo va según el esperado, se espera que a la cumbre de la OTAN de hoy Starmer anuncie la consecución del tan exigido 5% del producto interior bruto en defensa por parte del Reino Unido.