Donald Trump ha reaccionado con una mezcla de crítica, reproches e ironía al desfile militar en Pekín, presidido por el presidente de China, Xi Jinping y que ha contado con la presencia de sus homólogos de Rusia, Vladímir Putin, y Corea del Norte, Kim Jong-un, acusando a los tres líderes de "conspirar contra Estados Unidos" y cuestionando la falta de reconocimiento al sacrificio estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. El desfile militar en la capital china fue una demostración masiva de fuerza y tecnología sin precedentes, con la participación de más de 10.000 soldados, centenares de vehículos y aeronaves, y la exhibición de armamento de última generación como misiles hipersónicos, drones y sistemas de guerra electrónica. La ceremonia, que celebraba el 80.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, duró 70 minutos, se realizó en la plaza de Tiananmén y además de los tres presidentes de las grandes potencias, asistieron otros dirigentes orientales afines, entre ellos el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian.
Trump publicó mensajes en su red Truth Social donde pidió que "transmitan mis más cálidos saludos a Putin y Kim Jong-un, mientras conspiran contra Estados Unidos" en tono irónico. También cuestionó si Xi Jinping reconocería "el enorme apoyo y la sangre estadounidense" que ayudó a China durante la Segunda Guerra Mundial, pidiendo que los estadounidenses caídos fueran "honrados y recordados por su valentía y sacrificio", enfrente de un "invasor extranjero muy hostil", en alusión a Japón, con el cual EE.UU. combatió después del ataque a Pearl Harbor.
Un mensaje punzante
"La gran pregunta es si el presidente Xi de China mencionará el enorme apoyo y la "sangre" que Estados Unidos de América brindó a China para ayudarla a asegurar su LIBERTAD ante un invasor extranjero muy hostil. Muchos estadounidenses murieron en la búsqueda de la Victoria y la Gloria de China. ¡Espero que sean honrados y recordados con justicia por su valentía y sacrificio"!, empieza diciendo el mensaje del presidente norteamericano, aludiendo al enfrentamiento de Estados Unidos y Japón, que había invadido China en 1931, después del ataque de Pearl Harbor en 1941. De hecho, el desfile militar conmemoraba la rendición formal de Japón en 1945, resaltando el papel de Pekín en la lucha contra el fascismo dentro del escenario asiático de la guerra, un rol que, según la prensa oficial, Occidente "ha ignorado selectivamente y menospreciado". Los historiadores chinos defienden que la Segunda Guerra Mundial empezó realmente en 1931 con la invasión japonesa de China (1931-1945), que habría causado más de 35 millones de víctimas entre militares y civiles, y acabó en 1945, según datos de Pekín, que pone de relieve su contribución en el desgaste de los recursos nipones y, en consecuencia, en la derrota de las potencias del Eje. Trump, sin embargo, recrimina en su mensaje al líder chino que no haya reconocido la contribución de Estados Unidos a la derrota japonesa después de que entrara en la guerra tras el ataque a Pearl Harbor, y que culminó con los ataques atómicos a Hiroshima y Nagasaki y la rendición del imperio nipón proclamada por el emperador Hirohito el 15 de agosto y ratificada el 2 de septiembre de 1945.

A continuación, Trump expresa en su mensaje su deseo de que "el presidente Xi y el maravilloso pueblo chino tengan un gran y duradero día de celebración", y acaba con un comentario irónico dirigido a los invitados del presidente chino y expresando su verdadera opinión sobre este encuentro y la exhibición de los tres líderes, reforzando la alianza entre China, Rusia y Corea del Norte en un contexto de crecientes tensiones con Estados Unidos. "Les pido que transmitan mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y Kim Jong Un, mientras conspiran contra Estados Unidos de América".
El desfile militar en Pekín se ha realizado después de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin, donde Xi acusó a Estados Unidos de "comportamiento de intimidación" y Putin justificó la invasión rusa en Ucrania, culpando en Occidente del conflicto. Entre los participantes también estuvieron el jefe de Estado de Irán y Alexandre Lukashenko, de Bielorrusia, mientras que ningún líder occidental asistió. Una cumbre que ha servido para reforzar la alianza estratégica entre China y Rusia, con una gran demostración de poder diplomático y militar del régimen de Xi Jinping, exhibiendo músculo delante de Occidente, en un momento en que Pekín todavía intenta cerrar unos arriesgados acuerdos comerciales con Estados Unidos de Donald Trump. Un Trump que hace solo dos semanas se reunió con Putin en Alaska y ayudó a rehabilitar la imagen internacional del presidente ruso, que salió claramente ganador de la cumbre bilateral entre los presidentes de las dos potencias.