De todas las palabras de este lunes quizá las más desgarradoras las ha dicho Sergiy Kyslytsya, el embajador de Ucrania en la Asamblea General de la ONU. "La delegación rusa deja tras de sí un reguero de sangre cuando entra en la Asamblea General. La sala se carga con el olor de carne humana quemada". Kyslytsya aludía al bombardeo ordenado por Vladímir Putin contra siete ciudades ucranianas, entre otras, Kyiv y Lviv, con 84 misiles de crucero —de los cuales 43 tumbados por la defensa antiaérea— y 24 drones, según el Ministerio de Defensa de Ucrania. Atacaron muchos lugares civiles: centrales eléctricas, un parque infantil, la sede de Filarmónica, la Universidad Tarás Shevchenko... en el centro de Kyiv. La mayoría de los proyectiles cayó a hora punta, como si quisieran matar a cuantos más civiles mejor. Hay 89 heridos y 11 muertos a la hora de escribir esto. Han sido afectados 117 edificios, decenas de los cuales viviendas. La revista norteamericana Forbes calcula que los ataques han costado a Rusia entre 411 y 721 millones de euros en misiles, entre 37,5 y 67,5 millones por muerte. Descartado el interés militar de los objetivos, parece que sólo querían aterrorizar y asustar. Las explicaciones que manejan expertos occidentales, incluidos ucranianos, son dos: pura venganza y afán de contentar a los de la línea dura, que exigen un castigo ejemplar para resarcirse de las humillaciones de un mes de derrotas y retiradas y de la explosión que el domingo inutilizó el puente de Kerch entre Crimea y Rusia, la joya de la corona del colonialismo contemporáneo ruso, aunque consume unos 35 millones de euros anuales en gastos de seguridad.

Abren con la carnicería criminal en Ucrania las ediciones internacionales del Financial Times y de The New York Times —los dos diarios más influyentes y bien hechos del mundo. También los franceses Libération, Le Figaro y Les Echos. También los británicos The Times y The Guardian. Incluso el Daily Mail, tabloide conservadorísimo. A estas horas son las que pueden verse. Se hace difícil de entender y de defender cualquier otra decisión de portada. ¿Qué más tiene que pasar en Ucrania? En Barcelona y Madrid somos y son diferentes, sin embargo. Entre los ocho diarios de que trata el Quioscos & Pantallas, sólo El País tiene por título principal la carnicería de Putin. Puedes añadir El Periódico, que no lo pone de principal pero casi. El resto abren con asuntos en proceso o inacabados —por lo tanto, no pasa nada si no les das prioridad este lunes— y de los que se sabe demasiadas cosas o demasiado pocas, como la negociación-subasta del Poder Judicial entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo o la rabieta, estropicio y gritos entre Esquerra Republicana y Junts.

El Punt Avui titula "Irreconciliables". Su público sabe perfectamente que no le hablan de Dembélé y el fútbol o del régimen de los clérigos en Irán y las mujeres del país. Y tú también. Irreconciliables. Pero si lo saben todos es profecía (perdona, JVF) desde el 30 de enero del 2018 como mínimo. De Ucrania ponen la foto, cierto, con un título que quiere hacer gracia y es una desgracia: "Llueve sobre bombardeado". Jijí jajá. Cuánta empatía con las víctimas. El Ara también dedica la foto de portada —con una confusión gráfica a cuenta de Svetlana Aleksiévitch— y en el título principal nos descubre que se envenena la disputa entre los dos mayores partidos indepes. Ay, bueno. La Vanguardia, ídem. La foto grande, sí, pero el título principal son los encantes del Poder Judicial que celebran PP y PSOE, como siempre desde hace tres décadas, con la diferencia de que esta vez ha dimitido el presidente de la cosa y que hace 1.400 días que dura la confusión. Tres años y ocho meses. Qué novedad, oiga. Al menos el diario lo describe como "pactar la cúpula judicial". Una subasta, vaya. No se sabe nada de lo que han hablado los dos estadistas españoles —la noticia es que se han encontrado, parad máquinas— pero pasa por delante de la masacre de Ucrania. El resto de diarios de Madrid, el Trío de la Bencina, hacen como La Vanguardia pero con más mala leche, porque tuercen el tema de manera que haga más daño a Pedro Sánchez. ¿No crees que, en conjunto, están en la luna de Valencia, obsesionados o ambas cosas a la vez?

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