Hamás ha movilizado a cerca de 7.000 miembros de sus fuerzas para recuperar el control de las zonas de la Franja de Gaza que las tropas israelíes han abandonado recientemente, en un momento de máxima tensión interna y con la cuestión del desarme aún pendiente de negociación. Según informaciones recogidas por la BBC, los combatientes han sido convocados mediante llamadas y mensajes que pedían su incorporación en un plazo de 24 horas con el objetivo declarado de “limpiar Gaza de colaboradores de Israel”. Además, Hamás ha nombrado a cinco nuevos gobernadores con perfiles militares destacados, algunos de los cuales habían liderado brigadas de su brazo armado. Varios testimonios en Gaza aseguran que ya hay unidades desplegadas en varios distritos, algunas con ropa civil y otras con los uniformes azules habituales de la policía de Gaza, aunque la oficina de prensa del movimiento islamista ha negado que estuviera "desplegando combatientes en las calles".
Las tensiones se han disparado después de que dos miembros de las fuerzas de élite de Hamás fueran asesinados por hombres del clan Dughmush, uno de los más influyentes del enclave, en un incidente ocurrido en el barrio de Sabra de Ciudad de Gaza. Uno de los muertos era hijo de Imad Aqel, actual jefe de inteligencia militar del grupo islamista y antiguo comandante de las Brigadas Al-Qassam. Según el corresponsal de i24NEWS Ariel Oseran, la respuesta de Hamás ha incluido ejecuciones sumarias sobre miembros del clan palestino, dejando sus cuerpos en las calles, un hecho que ha encendido las alarmas entre la población civil. Este domingo, combatientes de Hamás han rodeado un área donde se creía que se escondían más de 300 hombres del Dughmush, armados con ametralladoras y explosivos. Como parte de esta ofensiva interna, los islamistas habrían matado a otro miembro del clan y podrían haber secuestrado hasta una treintena más.
Hamas operatives are currently conducting field executions of members of the Dughmush clan, one of the largest in Gaza City, according to local reports.
— Ariel Oseran أريئل أوسيران (@ariel_oseran) October 12, 2025
La movilización de combatientes por parte de Hamás llega en un momento crucial para el futuro de los gazatíes, marcado por la incertidumbre sobre quién administraría el enclave una vez consolidado un alto el fuego definitivo. Esta cuestión es fundamental para activar la segunda fase del plan de paz impulsado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que contempla el desarme completo del grupo islamista como requisito indispensable. A pesar del acuerdo entre Hamás e Israel para detener las operaciones militares e intercambiar rehenes israelíes por unos 2.000 presos palestinos, el futuro político de la Franja permanece abierto. Hamás, que no ha hecho ninguna referencia directa a su posible desmilitarización, insiste en que solo daría un paso al lado —aunque aún tendría presencia en Gaza— si se constituye un gobierno de transición liderado por palestinos. Esta condición choca frontalmente con la exigencia israelí y la propuesta estadounidense, que no contemplan ningún escenario donde Hamás conserve capacidad militar o control institucional dentro del territorio.
El plan de desmilitarización de Gaza impulsado por Trump prevé un proceso riguroso bajo supervisión internacional que obligaría a Hamás a entregar todo su arsenal. Este mecanismo incluiría observadores independientes y un calendario claro para asegurar el desarme completo de los islamistas. Sin embargo, la propuesta ha topado con el silencio y la ambigüedad del grupo terrorista. Ya en su respuesta inicial a la iniciativa estadounidense, la milicia palestina evitó referirse explícitamente a esta exigencia, y en las últimas conversaciones celebradas en El Cairo no ha mostrado ninguna voluntad de incluir el desarme como parte del pacto. La negativa mantiene en suspenso la implementación de la siguiente fase del plan de Trump y complica los esfuerzos para establecer una paz estable y duradera en Gaza.