Los gobiernos de Tailandia y Camboya han acordado este lunes un alto el fuego "inmediato y sin condiciones", que se hará efectivo esta medianoche. Los líderes de ambos gobiernos han llegado al acuerdo tras un encuentro diplomático en Kuala Lumpur organizado por el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim. El anuncio pone fin a la ofensiva que estalló en la frontera entre los dos países el pasado jueves, dejando un balance de 35 muertos y unos 300.000 evacuados a ambos lados de la frontera.
Ibrahim, que además de primer ministro de Malasia es el presidente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), ha hecho público el anuncio una vez finalizada la reunión entre los primeros ministros de Bangkok y Nom Pen. Según el líder malasio, el encuentro se ha desarrollado positivamente y ambos bandos estaban comprometidos con el restablecimiento de la paz y la seguridad en la zona. "Es hora de empezar a reconstruir la confianza y la seguridad mutua", declaró el primer ministro camboyano, Hun Manet, en una comparecencia posterior al encuentro.Su homólogo tailandés, Phumtham Wechayachai, se limitó a decir que el acuerdo se había negociado "con buena fe". Antes de la reunión, el mandatario había expresado sus dudas con la voluntad de Camboya de llegar a un acuerdo.
El último capítulo de un largo historial de tensiones
El episodio de violencia estalló el pasado jueves y supone un nuevo capítulo en el largo historial de tensiones fronterizas motivadas por el control de templos milenarios y otras cuestiones territoriales que tienen su origen en el proceso de descolonización. Sin embargo, muchos críticos consideran que la verdadera cuestión que motiva las tensiones es el control de unas aguas llenas de gas y petróleo que se encuentran en la zona limítrofe de ambos países. Esta área, conocida como "Overlapping Claims Area" —es decir, área de reclamaciones superpuestas— comprende casi 30.000 kilómetros cuadrados del Golfo de Tailandia, y lleva en disputa desde 1972. Desde entonces, múltiples capítulos de tensiones han derivado en enfrentamientos esporádicos, hasta que el 2013 la intervención del Tribunal Internacional de Justicia permitió el retorno de la convivencia pacífica. Esta vez ha sido la presión internacional y el empeoramiento de la situación humanitaria lo que ha forzado a ambos gobiernos a negociar una solución pacífica. El acuerdo implica el restablecimiento de las comunicaciones directas entre los primeros ministros y los ministros de Exteriores y de Defensa de ambos países, y plantea mecanismos para verificar y dar seguimiento a la tregua. Por otro lado, este martes los comandantes de los respectivos ejércitos celebrarán una reunión informal y simbólica.
Mediación de China y EE.UU.
La última escalada de violencia surgió a partir de la muerte de un soldado camboyano en mayo. Tras una serie de tensiones políticas y provocaciones mutuas entre ambos países, la semana pasada se produjo una ruptura prácticamente total de las relaciones diplomáticas después de unos enfrentamientos con artillería y bombardeos que dejaron a varios civiles muertos. Los ataques han continuado hasta la madrugada de este lunes, horas antes del inicio de las negociaciones en Kuala Lumpur, en las que también han tenido presencia diplomática Estados Unidos y China. Donald Trump declaró el sábado que se había puesto en contacto con los mandatarios de ambos países, amenazándoles con no negociar ningún acuerdo comercial con ellos si no trabajaban para poner fin a las hostilidades. Tanto Tailandia como Camboya podrían formar parte de la ofensiva arancelaria de Trump a partir del 1 de agosto.