El gobierno belga se tambalea después de que los nacionalistas flamencos del N-VA lo abandonasen en protesta por la decisión del primer ministro, Charles Michel, de firmar el Pacto Mundial para la Migración de Naciones Unidas.

La marcha de la N-VA deja un ejecutivo en minoría liderado por el partido liberal de Michel con los cristianodemócratas flamencos del CD&V y los liberales flamencos Open VLD que intentará, sin embargo, sobrevivir hasta las próximas elecciones legislativas del 26 de mayo.

El primer ministro ha confirmado que este lunes firmará el Pacto Mundial en Marrakech, donde tendrá lugar la cumbre de la ONU sobre migración, y ya ha reorganizado hoy su gabinete para sustituir a los tres ministros y dos secretarios de Estado de la N-VA por otros miembros del gobierno. Michel añadió que a su regreso de Marruecos, entablará consultas con el Parlamento federal para que el apoyo de la oposición le permita agotar la legislatura.

Michel defendió que Bélgica se había "comprometido" con el Pacto de la ONU y que la N-VA había participado en las negociaciones, por lo que su cambio de opinión hace unas semanas para pedir la abstención creó una "profunda división" dentro del mismo Ejecutivo.

La crisis de gobierno venía gestándose en los últimas semanas desde que los nacionalistas flamencos, que en principio dieron su apoyo, anunciaron que se oponían a firmar el pacto por considerar que minará la soberanía de Bélgica en materia de inmigración, pese a no ser vinculante.

Para sortear el escollo, el primer ministro pidió el respaldo del Parlamento federal, que el jueves votó a favor de firmarlo con la única oposición de la N-VA y el partido ultraderechista flamenco Vlaams Belang. El apoyo de la cámara no fue suficiente para la N-VA, que anoche, tras un último intento de acercar posturas, anunció que abandonaría el Ejecutivo y dio un ultimátum a Michel.

N-VA partit Bèlgica - Efe

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La respuesta del primer ministro llegó de inmediato: en un mensaje televisado confirmó que irá a Marrakech y dio por "constatada" la marcha de la N-VA. La ruptura se hizo oficial hoy, cuando el rey Felipe de los belgas, tras reunirse con Michel, aceptó las dimisiones de la N-VA y firmó los cambios en el gabinete, donde las carteras de los nacionalistas se han repartido entre el resto de ministros.

En esta tesitura, la nueva coalición no tira la toalla y "va a ejecutar lo que ya ha sido decidido", según Michel, quien anunció que presentarán al Parlamento las iniciativas ya pactadas y "cooperarán" con la cámara. El gobierno contará con 52 escaños en el Parlamento, mientras que los 31 diputados de la N-VA, el partido más votado en las elecciones de 2014, pasan a engrosar las filas de la oposición, con 98 puestos.

Por el momento, ningún partido ha pedido la convocatoria de elecciones anticipados, aunque la oposición no regalará su apoyo. "Los ecologistas no serán la rueda de repuesto", dijo el copresidente de los verdes, Jean-Marc Nollet, mientras que el jefe de los socialistas, Elio di Rupo, señaló que eso significaría que "la política nefasta para los ciudadanos va a continuar".

Paradójicamente, la N-VA ha anunciado que apoyará los presupuestos para 2019 y adoptará "una postura constructiva" en otros asuntos, confirmando que la diferencia insuperable, tras cuatro años de un gobierno de difícil equilibrio ideológico, ha sido la inmigración.