Las encuestas apuntan que la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, será la sustituta de Boris Johnson como primera ministra británica. Aunque los nacionalistas escoceses no celebrarían nunca la presencia de ningún mandatario conservador al frente del Ejecutivo de Londres, el previsible triunfo de Truss augura una senda complicada hacia la autodeterminación del país. Si bien los sucesores de David Cameron, el mandatario tory que pactó con Edimburgo un referéndum de independencia ahora hace ocho años, los también conservadores Theresa May y Boris Johnson dieron largas a la celebración de una segunda consulta, argumentando que "no era el momento" para hacerlo, la futura primera ministra ha adoptado una retórica más agresiva y lo ha rechazado rotundamente.

"Not on my watch"

En medio de la recta final de la carrera para liderar el Partido Conservador, Truss ha adoptado una posición rotunda para rechazar la celebración de un segundo referéndum de autodeterminación en Escocia. Así, la candidata tiene previsto frustrar los planes de la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, para hacerlo en octubre de 2023. The Sunday Telegraph ha recogido las declaraciones de Truss, que ha asegurado que la consulta no se hará "bajo su vigilancia", y que es el parlamento de Westminster quien tendría que autorizar el referéndum. "Si soy primera ministra, yo no daré esta autorización", ha remachado. Además, ha dicho que la ley de referéndum aprobada por el Parlamento escocés es "ilegal" y ha acusado Sturgeon de dirigir "una campaña de engaño para apisonar el Reino Unido y romper la unión​".

Hacia la confrontación

Pero Sturgeon ya contaba con la negativa de Londres. El junio pasado, la primera ministra anunció al Parlamento que convocará una consulta unilateral y no vinculante de independencia para el 19 de octubre de 2023. Sturgeon ha manifestado que "el mandato democrático del pueblo escocés es bien claro" y, ante la negativa del primer ministro del Reino Unido de celebrar este referéndum, cree que Escocia no se puede permitir que su democracia "esté encarcelada" por la falta de voluntad de Johnson de no aceptar la transferencia de competencias que permitiría que los escoceses pudieran convocar una votación vinculante. Así pues, se hará sin la autorización de Londres. Justamente es esta falta de potestad legislativa para albergar una votación de este tipo la que hace que Sturgeon recurra a la alternativa, que es la de un referéndum "de carácter consultivo". Otra opción que también está en el aire es que las siguientes elecciones sirvan como un "referéndum de facto".