Más problemas para Boris Johnson: París dice que no volverá a negociar la parte del acuerdo del Brexit que afecta a Irlanda del Norte y que el primer ministro británico firmó. El protocolo norirlandés en cuestión ha provocado una crisis económica y política en el país, ha hecho caer su gobierno, ha disparado las simpatías a favor de la reunificación de la isla y ha puesto todavía más distancia entre Londres y la Unión Europea. Después de meses aplazando la aplicación del protocolo, que dibuja la frontera con la UE al mar de Irlanda para respetar el Acuerdo del Viernes Santo, y a pesar de las repetidas advertencias de Bruselas sobre las sanciones que pueden surgir, Johnson ha prometido a los unionistas que lo cambiará unilateralmente. Pero este viernes, la ministra francesa de Exteriores, Catherine Colonna, ha querido pararle los pies a su homóloga británica, Liz Truss, y le ha dejado claro que Francia, que actualmente ocupa la presiència de turno de la UE, no está abierta a una renegociación.

Nadie en la UE está abierto a renegociar el Brexit

Si bien Colonna ha querido trasladar la "preocupación" y voluntad de los europeos de encontrar una solución duradera sobre el protocolo de Irlanda del Norte, ha recordado que eso se tiene que hacer "respetando el acuerdo firmado entre la Unión Europea y el Reino Unido", informa en una nota al ministerio de Exteriores. Para remarcarlo, los responsables franceses han recordado a los británicos sus desacuerdos sobre este punto, y han insistido en que ningún país de la Unión Europea está dispuesto a reabrir la discusión. Además, París ha recalcado que no es el protocolo el que ha generado las dificultades que le reprocha Londres, sino que son consecuencia del Brexit que quiso el Reino Unido y de su decisión de no formar parte del Espacio Económico Europeo, que hubiera evitado tener que restablecer controles aduaneros.

Johnson va directamente

El Gobierno británico presentó el 13 de junio un proyecto de ley a los comunes que pretende anular unilateralmente partes del protocolo sobre Irlanda del Norte integradas en el acuerdo del Brexit, y que ya ha estado objeto de una primera votación positiva por la Cámara baja, aunque el trámite puede prolongarse varios meses. El principal reproche que se hace a este protocolo desde Londres es que ha fijado los controles fronterizos entre la Unión Europea y el Reino Unido no en los límites terrestres de Irlanda del Norte, con el fin de evitar hurgar la herida de los Troubles, sino entre esta isla y la de Gran Bretaña, justo en medio del mar. El gobierno británico apunta que la aplicación del protocolo no se ha completado y que ha generado problemas "prácticos". En concreto, hacen referencia a la "escasez de productos" y también a la crisis política que se deriva: el Partido Democrático Unionista (DUP), que quedó segundo en las últimas elecciones, está cerrando la formación del gobierno en Irlanda del Norte con Sinn Féin al frente porque exigen que se efectúen cambios de manera inminente al protocolo. De hecho, estas dificultades para configurar al ejecutivo son las que "socavan el acuerdo de paz", según el gabinete de Johnson, y por eso entienden que tienen que actuar para "restablecer el equilibrio". Por su parte, Bruselas ya ha anunciado que contraatacará. De momento ya han asegurado que reactivará el primer procedimiento de infracción que abrieron contra el Reino Unido en marzo de 2021 por incumplir el protocolo, un expediente sancionador que se congeló el otoño para dejar espacio a la negociación y encontrar soluciones conjuntas a los problemas en Irlanda del Norte.