Decepcionante resultado de la "gran reunión" mantenida este miércoles en la Casa Blanca para decidir el futuro de la situación en la Franja de Gaza. El enviado especial de Estados Unidos en Oriente Medio, Steve Witkoff, convencido del "optimismo" del gobierno de Donald Trump sobre la posibilidad de encontrar una solución al conflicto, había anunciado que en el encuentro se debatiría un "plan integral" para el escenario posterior a la guerra en Gaza. Sin embargo, la realidad ha sido otra: un funcionario de la administración republicana ha descrito la sesión como "una simple reunión política" idéntica a las que celebran habitualmente Trump y su equipo. "La Casa Blanca celebra a menudo reuniones políticas sobre varios temas, como Israel y Gaza. No tenemos nada más que compartir en este momento", dijo el funcionario al diario The Times of Israel. Sin embargo, durante la reunión, que contó con la presencia del exprimer ministro británico Tony Blair —quién, según medios locales, habría elaborado su propio plan para la Gaza posterior al conflicto—, se discutieron cuestiones como las entregas de ayuda alimentaria, la crisis de los rehenes y posibles escenarios de posguerra.
Poco después de la "gran reunión", el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, mantuvo conversaciones con su homólogo israelí, Gideon Sa'ar, que también estaba en Washington. Según un informe israelí, la pareja abordó la cuestión de Irán —poniendo énfasis en la cooperación sin precedentes entre varios países por eliminar su amenaza nuclear—, la guerra contra Hamás y las discusiones de la Asamblea General de la ONU que se llevarán a cabo este septiembre. También se planteó una mayor cooperación entre ambos países para "repeler los movimientos antiisraelíes en el ámbito internacional". También el mismo miércoles, el ministro de Asuntos Estratégicos israelí, Ron Dermer, se encontró en Washington con altos funcionarios de la administración Trump justo antes de la sesión política sobre Gaza, hecho que pone en evidencia el alto grado de coordinación diplomática entre EE.UU. e Israel en relación con el conflicto.
Washington navega en la ambivalencia, Netanyahu se lanza a la ofensiva
Aunque Trump parece haber restado importancia a la guerra de Gaza durante las últimas semanas, este miércoles volvió a expresar su deseo de que acabe rápidamente. "Ya no lo puedo ver más. Es una cosa terrible", lamentó después de la expectante reunión. Sin embargo, su administración sigue navegando en la ambivalencia a la hora de decidir el siguiente paso para encontrar una solución al conflicto. Witkoff aseguró este martes que la posición oficial de la administración republicana implica oponerse a cualquier acuerdo parcial sobre los rehenes israelíes capturados en Gaza, alineándose así con la visión de Israel, que ha evitado responder a la propuesta aceptada por Hamás para la liberación gradual de los 50 cautivos restantes. El mismo Trump confirmó que esta era su postura en un comunicado en la plataforma Truth Social, en la que aseguraba que los rehenes solo serían liberados después de que el grupo terrorista hubiera sido completamente destruido. Sin embargo, al día siguiente de estas declaraciones, la Casa Blanca informó de que todavía estaba revisando la última propuesta de acuerdo por fases sobre los rehenes, hecho que parece indicar una falta de consenso dentro de la administración republicana sobre cómo abordar esta cuestión.
En paralelo, Netanyahu no ha cambiado de opinión y continúa dispuesto a tomar el control por completo de Ciudad de Gaza, operación que, según él, servirá para erradicar el último bastión que queda de Hamás en el enclave. Las voces que se posicionan en contra de este plan argumentan que Netanyahu había dicho exactamente lo mismo sobre la invasión israelí de Rafah en el 2024, y que una nueva operación solo exacerbaría todavía más la insurgencia de Hamás. Por su parte, las familias de los rehenes temen que la ofensiva sobre el núcleo urbano más poblado de la Franja suponga un riesgo para los 20 cautivos que todavía siguen con vida.
Planes que no llegan y promesas incumplidas
Más allá del fracaso de una reunión que tenía que culminar con una hoja de ruta clara sobre cómo abordar el futuro de Gaza, lo más parecido a un plan de posguerra por parte de Trump se presentó en febrero, cuando el republicano afirmó que EE.UU. tomaría el control de Gaza y trasladaría permanentemente a todos sus habitantes. Aunque Israel acogió con satisfacción la idea, el plan fue rechazado rotundamente por los socios de Washington en Oriente Medio, países que Trump creía dispuestos a acoger miles de refugiados palestinos. El mes pasado, el presidente norteamericano volvió a ser noticia al asegurar que presentaría un nuevo plan de ayuda para Gaza. Este nunca se publicó y, finalmente, el Departamento de Estado norteamericano se limitó a decir que bastaría con aumentar de tres a dieciséis el número de puntos de distribución operados por la Fundación Humanitaria de Gaza. La expansión todavía no se ha llevado a cabo, y Washington únicamente ha transferido la mitad de los 30 millones de dólares que prometió para el proyecto.