Rusia ha destituido este miércoles al comandante de las fuerzas militares que combaten en Ucrania desde febrero del 2022, Serguei Surovikin, cargo que asumirá a partir de ahora Valery Gueràssimov, que es actual jefe del Estado Mayor del Ejército ruso. El relevo se ha interpretado como un reconocimiento de los errores militares que Rusia ha cometido en la invasión de Ucrania, y una enmienda a la totalidad a las decisiones que se han tomado. Surovikin ha estado pocos meses en el cargo, porque fue nombrado en octubre. Los observadores rusos, entre ellos la politóloga Ekaterina Schulman, han destacado la corta duración del mandato. Y el politólogo Abbas Galliamov ha añadido que los cambios indican que no va todo según lo que estaba previsto.
Surovikin, conocido como el carnicero de Siria, fue quien recomendó en noviembre la retirada rusa del norte de la región ucraniana de Jerson, considerado el peor revés sufrido por las tropas rusas en el conflicto. Por orden del ministro de Defensa, Serguei Shoigú, Surovikin ejercerá a partir de ahora el cargo de subjefe de la agrupación conjunta de tropas en la zona de la "operación militar especial". Surovikin, que tiene experiencia de combate en Siria, era ya jefe de la Fuerza Aérea. Los otros subjefes de las fuerzas rusas en Ucrania serán Oleg Saliukov, comandante del Ejército de Tierra, y Alexéi Kim, subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. El ministro de Defensa ha anunciado también una urgente reforma del ejército, que incluirá el aumento del número de hombres hasta el millón y medio, cuya mitad serán militares profesionales.
Más coordinación
El motivo del nombramiento de Guerasimov es "la ampliación de la magnitud de los objetivos a alcanzar y la necesidad de la organización de una cooperación más estrecha entre las diferentes tropas del Ejército ruso". Además, la llegada de Guerasimov busca mejorar la calidad de los suministros y la efectividad del mando de la agrupación de fuerzas. Desde la toma de la localidad de Lisichansk a principios de julio del año pasado, el Ejército ruso ha sufrido varios fiascos, como la retirada de Kherson y de parte de la región de Járkov.
En estos momentos, las tropas rusas y las unidades de la compañía militar privada Wagner combaten en las calles de la localidad de Soledar, en la región de Donetsk. La conquista de este baluarte no solo sería la primera gran victoria rusa en más de medio año sino que allanaría el camino para atacar Bakhmut, un importante cruce de caminos que conduce a los principales bastiones ucranianos del Donbass.
El fuego de artillería de Rusia en Ucrania se ha reducido drásticamente, desde su máximo durante la guerra. En algunos puntos, este descenso ha sido del 75%, según funcionarios de los Estados Unidos y también ucranianos. La caída de los bombardeos es una prueba más de la posición cada vez más débil de Rusia al campo de batalla casi un año después de su invasión, habrían dicho estos mismos funcionarios a la CNN. Ahora bien, los mismos funcionarios no han dado una explicación clara de qué hay detrás de esta disminución de artillería. En este contexto de horas bajas de Rusia en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, aparentemente está intentando apuntalar el apoyo político interno, según creen los funcionarios de inteligencia de los Estados Unidos, para una guerra que inicialmente se había descrito, en territorio ruso, como una "operación militar especial".
En la fotografia principal, Valery Gerasimov Viquipedia