La COP30 que se celebra en Belém, en Brasil, ha resultado un fiasco para aquellos que aspiraban a obtener una hoja de ruta para acabar con los combustibles fósiles. La declaracion final que se ha aprobado no incluye ninguna mención a una hoja de ruta que conduzca a la superación de estos combustibles, un paso que se considera clave para avanzar en la lucha contra el cambio climático. En los últimos días, se había llegado a rumorear la posibilidad de que se consiguiera un acuerdo, pero el borrador final que se ha dado a conocer pone en evidencia que este objetivo sigue siendo todavía una entelequia que no encuentra la forma de aterrizar en la realidad.
La declaración final, que consta de ocho páginas, se ha sometido a votación en la sesión plenaria que se celebró este sábado. El documento está alineado con un primer borrador que se presentó el jueves y se ha dado a conocer un día después de las maratonianas negociaciones que han tenido lugar, hasta la madrugada, para tratar de encontrar un acuerdo. El texto se ha encontrado con críticas de más de 30 países y con la presión de los Estados petroleros, que han remado en la dirección de omitir cualquier mención a una hoja de ruta para acabar con los combustibles fósiles.
Mantener la financiación
El documento ha sido impulsado por la presidencia brasileña y cuenta con un apoyo inicial de las partes implicadas. En el apartado de financiación se mantiene el acuerdo alcanzado en la COP29 de Bakú, donde se planteaba a los países ricos la urgencia de mantenerse “en el rumbo” para lograr el objetivo de aportar 300.000 millones de dólares cada año a los países emergentes. Además, el documento apuesta por “avanzar acciones urgentemente” para incrementar la financiación hasta 1,3 billones de dólares anuales para 2035, con contribuciones públicas y privadas, también sin cambios respecto a Bakú. Una de las principales peticiones de los países emergentes en esta cumbre del clima era triplicar la financiación de los fondos públicos.
La declaración también “toma nota” de la hoja de ruta Bakú-Belém, iniciativa que se presentó al inicio de la CO30, que propone ideas para recaudar fondos que implican grabar el lujo, la tecnología o el material bélico.
El texto reconoce que el cambio climático "es una preocupación común de la humanidad", así como reafirma el compromiso de las partes con lo establecido en el Acuerdo de París. Y también con uno de sus objetivos principales: "proseguir los esfuerzos" para limitar el aumento de temperatura 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
