Naama Levy, una joven israelí de 20 años, fue secuestrada por Hamás el 7 de octubre de 2023 mientras hacía servicio como observadora militar en la base de Nahal Oz, cerca de la frontera entre Gaza e Israel. Su secuestro fue capturado en vídeo y se convirtió en una de las imágenes más impactantes del ataque de Hamás, mostrándola con las manos atadas y herida. Esta imagen simbolizó la violencia sexual y de género contra las mujeres israelíes durante los ataques.

Después de 477 días en cautividad, Levy fue liberada el 25 de enero de 2025 como parte de un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás. En su primer mensaje público después de su liberación, Levy expresó su gratitud a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y al pueblo israelí por su apoyo constante durante su secuestro. Agradeció especialmente a los otros rehenes y civiles con a quien compartió su experiencia, destacando como se dieron bastante mutua hasta el momento de su liberación.

Durante los primeros 50 días de su secuestro, Levy estuvo sola, lo cual intensificó su sensación de aislamiento y vulnerabilidad. Después, fue trasladada a un túnel donde compartió su cautividad con otros rehenes, un hecho que le proporcionó un cierto alivio emocional. A pesar de las condiciones extremas, mantuvo la esperanza gracias al apoyo de los otros rehenes y a la solidaridad que compartieron.

Miedo de los bombardeos israelíes

En una manifestación en la plaza de los Rehenes de Tel Aviv, Levy explicaba que una de las cosas que más miedo le hacían no eran sus captores, sino los bombardeos israelíes. Según relató delante de miles de personas, y recoge la CNN, los ataques empezaban con un silbido de alerta, seguido de explosiones tan fuertes que paralizaban el cuerpo y hacían temblar el suelo. En una ocasión, uno de estos ataques provocó el hundimiento parcial del edificio donde se encontraba. Afirmó que a menudo pensaba que aquel sería su final y que este tipo de situaciones fueron las más peligrosas y terroríficas de su cautiverio.

Levy denunció que esta era su realidad como rehén, y que sigue siendo la realidad de los que todavía continúan secuestrados en Gaza. No tienen donde huir. Solo pueden rezar y aferrarse a las paredes", dijo, transmitiendo su desesperación y la de los rehenes que todavía permanecen allí.

Sus palabras llegan en un momento de creciente presión sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por parte de las familias de los rehenes y la comunidad internacional. Su declaración que derrotar a los enemigos de Israel es una prioridad mayor que recuperar a los rehenes ha causado indignación entre los familiares. Levy fue clara: "No habrá victoria si no vuelven a todos los rehenes". Criticó duramente la inacción del gobierno y dijo que los sienten abandonados.

No es la primera vez que se denuncia esta situación. Otros rehenes han expresado miedo de morir bajo los bombardeos israelíes, no en manos de Hamás. Uno de ellos, según informaciones del medio Ynet, habría dicho en una reunión con Netanyahu que "sería Israel quien nos mataría, y después dirían que ha sido Hamás".

David Zini, contrario a los acuerdos de Hamás

Eso se ha visto agravado por el reciente nombramiento de David Zini como nuevo jefe del servicio de seguridad interna Shin Bet. Según informaciones del Canal 12 de Israel, Zini se ha mostrado reiteradamente contrario a los acuerdos con Hamás para liberar rehenes, definiendo el conflicto como "una guerra eterna". El Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas ha condenado firmemente estas declaraciones, diciendo que son indignos de un responsable que tendría que velar por el destino de los secuestrados.

Este contexto se produce mientras Israel enfrenta una fuerte presión internacional para poner fin a la guerra, especialmente a causa de la crisis humanitaria en Gaza, donde el hambre y la falta de ayuda son críticas. Países como el Reino Unido, Canadá y Francia han empezado a aplicar sanciones o amenazan con hacerlo, mientras la Unión Europea revisa su acuerdo de asociación con Israel.

Testimonio de resistencia y esperanza

Levy es descrita como una persona llena de luz, fuerza y determinación. Antes de su servicio militar, fue voluntaria a organizaciones como las Naciones Unidas, la Cruz Roja y Hands of Peace, una organización que promueve la paz entre jóvenes israelíes y palestinos. Su experiencia como voluntaria refleja su compromiso con la paz y la convivencia, valores que ha mantenido incluso en las condiciones más extremas de su cautividad.

Su historia es un testimonio de resistencia y esperanza en medio del conflicto. A pesar de las dificultades y los traumas vividos, Levy ha mostrado una fuerza interior que inspira a muchos. Su vuelta en casa es una victoria no solo para ella y su familia, sino también para todos aquellos que luchan por la libertad y la paz en una región marcada por la violencia y el conflicto.