La Comisión Europea ha presentado este jueves su plan para reforzar la defensa europea de aquí a 2030, una hoja de ruta que incluye como pilar central la creación de un muro antidrones en el flanco oriental del continente, previsto para estar operativo a finales de 2027. La futura infraestructura militar tiene como objetivo hacer frente a las incursiones en el espacio aéreo europeo —crecientes en las últimas semanas por parte de aviones y drones rusos en Estonia, Polonia y Rumanía— y actuará de manera coordinada con la OTAN, que continuará liderando las capacidades de planificación y operatividad. Con este nuevo impulso, Bruselas aspira a poner fin a las carencias en seguridad detectadas, y al mismo tiempo garantizar que Europa desarrolla una base industrial de defensa capaz de dar respuesta a los retos de la guerra moderna con autonomía estratégica y capacidad propia.

“Este es un plan para mantener la paz. Rusia no tiene hoy capacidad para lanzar un ataque a Europa, pero se puede preparar en los próximos años”, ha advertido el Alta Representante de la Unión Europea, Kaja Kallas, durante la presentación de la hoja de ruta. Kallas ha subrayado que la nueva estrategia busca poner fin al “déficit” de capacidades defensivas antes de 2030 y ha destacado el papel clave que asumirá la Agencia Europea de Defensa (EDA, por sus siglas en inglés) para agrupar la demanda militar de los Estados miembros. En este marco, Bruselas propone impulsar varios proyectos militares paneuropeos de gran complejidad y con la participación de múltiples países, que se convertirán en el pilar fundamental del nuevo escudo de defensa europeo.

Pensado para reforzar la seguridad colectiva y ayudar a los Estados miembros a cumplir con los objetivos marcados por la OTAN, el proyecto se mantendrá abierto a la participación voluntaria de todos los países de la UE. Sin embargo, la Comisión remarca que su finalidad no es crear estructuras de mando propias ni establecer protocolos de actuación, sino fortalecer las capacidades militares nacionales. En este sentido, una de las prioridades será la puesta en marcha de la llamada Iniciativa Europea de Defensa contra Drones —nombre oficial del muro antidrones, cambiado a raíz de las críticas recibidas—, para hacer frente a las crecientes incursiones aéreas rusas en los países del este de Europa.

Además, siguiendo las peticiones formuladas por países como España, Italia y Grecia, la Comisión pretende adoptar un enfoque de seguridad integral de 360 grados, de manera que el proyecto también incluya las amenazas provenientes del sur. Entre estas, se cuentan la protección de fronteras, la instrumentalización de la migración, la defensa de infraestructuras críticas y la lucha contra la delincuencia organizada transnacional.

¿Choque con la OTAN?

El proyecto europeo para desplegar un muro antidrones se desarrolla en paralelo a nuevas iniciativas impulsadas por la OTAN para reforzar su presencia y capacidades defensivas en el flanco oriental del continente, donde se integran la mayoría de Estados miembros de la Unión. Esta coincidencia ha generado inquietudes sobre un posible solapamiento entre ambos marcos, especialmente en lo que respecta a la división de tareas en el refuerzo de la defensa europea. El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, ha querido disipar las dudas y ha asegurado este miércoles que no hay ninguna duplicidad. Según el antiguo primer ministro neerlandés, la OTAN sigue siendo clave en materia de decisiones y capacidades militares, mientras que la UE puede jugar un papel complementario desde su poder económico, activando su mercado interior y la industria de defensa para garantizar los fondos y recursos necesarios para hacer realidad estos proyectos.

Nuevos grupos coordinados en el bloque comunitario

El plan de defensa europeo prevé también la formación de nuevas coaliciones de Estados miembros para impulsar el desarrollo y la compra conjunta de sistemas de armamento en áreas donde las fuerzas armadas europeas son más deficitarias. La medida busca revertir la escasa coordinación actual —solo un 20% del gasto en defensa se hace de manera conjunta—, uno de los principales obstáculos para aumentar la capacidad de producción de la industria militar del continente. Los grupos se centrarán en ámbitos como la defensa aérea y antimisiles, la movilidad militar, la artillería, la ciberdefensa, la guerra electrónica, los drones, los sistemas de combate terrestre, las capacidades marítimas y los misiles y municiones. La Comisión Europea quiere tener estas coaliciones establecidas en verano de 2026 y que los contratos estén firmados antes de 2028, teniendo en cuenta que la producción militar a menudo requiere varios años desde el momento de su adjudicación.