Fin del recorrido: el aborto ya no es un derecho protegido para todas las mujeres norteamericanas. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que en estos momentos está integrado por una mayoría de jueces conservadores, ha anulado este viernes la protección general del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, vigente desde 1973 a raíz del famoso caso Roe v Wade. La decisión del caso Dobbs Jackson Women's Health Organization hecha pública hoy, señala que la Constitución de los EE.UU. no otorga este derecho y devuelve la autoridad para poder legislar sobre el aborto al "pueblo" y sus "representantes electos", ha redactado al juez Samuel Alito. A partir de ahora, cada uno de los 50 estados que forman los EE.UU. tendrá el poder para limitar hasta el extremo que deseen el acceso al aborto. En la práctica, eso significa que los territorios tradicionalmente conservadores, la mayoría de ellos concentrados en el sur del país, podrán prohibir y perseguir penalmente el aborto. Las personas que quieran o necesiten interrumpir el embarazo, pero que vivan en un estado donde está prohibido, tendrán que viajar hacia el norte para poder hacerlo o se tendrán que arriesgar a la clandestinidad. La decisión se ha tomado por mayoría, con seis votos a favor-- aunque uno de ellos con una opinión divergente-- y tres votos en contra. Se espera que 26 estados prohíban rápidamente el aborto, en una marcada división norte-sur del país, y que 36 millones de personas se queden sin poder acceder a este servicio. Al conocer la sentencia, Kentucky, Luisiana, Dakota del sur, Idaho, Tennessee y Texas ya han prohibido el aborto.

El TS tumba Roe v Wade

Desde 1973, todas las mujeres de los Estados Unidos tenían garantizado el derecho al aborto por todo el país, a pesar de algunas restricciones que todavía eran competencia de los gobiernos federales, como hasta qué punto del embarazo se podía llevar a cabo. El singular sistema judicial norteamericano comporta que cada vez que uno de los nueve jueces del Tribunal Supremo se retira o muere, el presidente de turno tiene el poder de escoger uno que se alinee con sus convicciones. Eso comporta, a su vez, que se pueden tumbar decisiones tomadas décadas antes y que parecían consolidadas aunque sean temas delicados, como es el caso del aborto. Actualmente, la máxima instancia judicial de los EE.UU. cuenta con seis jueces conservadores y tres liberales, una clara mayoría que, sumada al extremo conservadurismo de algunos de ellos (sobre todo aquellos escogidos por el expresidente Donald Trump), ha hecho reavivar las ganas de algunos sectores y estados del país de dejar de considerar el aborto como derecho constitucional.

¿Sentenciado antes de empezar?

Aparte de Roe v Wade, que estableció ahora hace 49 años que todas las personas tenían derecho a interrumpir el embarazo gracias al derecho a la privacidad recogido en la Constitución, el caso decidido hoy también tumba otra resolución de 1992, Planned Parenthood v Casey, que reafirmaba esta protección, pero permitía a los estados establecer regulaciones sobre el proceso. A lo largo de los años, tanto juristas como activistas a favor de los derechos de las mujeres han criticado la forma en la cual se decidió Roe v Wade, tildando la resolución basada en la privacidad de insuficiente o de débil, ya que los jueces evitaron pronunciarse sobre si el derecho al aborto también está incluido al derecho fundamental a la vida de las mujeres, por ejemplo. Por lo tanto, esta incapacidad de reconocer el aborto como un derecho por sí solo se traduce en problemas como lo que los norteamericanos afrontan en estos momentos: que un tribunal con mayoría conservadora lo pueda revocar.

Reacciones

Los jueces que han votado a favor de revocar Roe v Wade insisten a no considerar el aborto un derecho constitucional ni tampoco un derecho secundado por la "historia o la tradición" estadounidenses. Además, consideran que este precedente legal es "ofensivamente incorrecto" y "chocaba" con la misma Constitución. Añaden, además, que la resolución, que ratificaba el derecho al aborto, Planned Parenthood v Casey, "perpetuaba" estos errores. Por su parte, los tres jueces progresistas del Supremo han votado, como se esperaba, en contra de esta decisión. "Con pena para este tribunal, pero sobre todo para los millones de mujeres estadounidenses que han perdido hoy un derecho fundamental constitucional, disentimos", han señalado en la opinión contraria que han firmado conjuntamente a Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan. Hace meses que la sociedad norteamericana se moviliza en contra la decisión de que finalmente se ha acabado tomando hoy.

El presidente Joe Biden ha hecho público en una rueda de prensa su rechazo a la sentencia, y ha señalado directamente los tres jueces nombrados por su antecesor, Donald Trump, "de acabar con la balanza de la justicia y eliminar un derecho fundamental de las mujeres en este país". Por su parte, el expresidente de los EE.UU., Barack Obama, que ya había hecho un llamamiento en varias ocasiones por parar la revocación de la constitucionalidad del aborto, ha expresado su apoyo por las organizaciones proderechos y las personas que se movilizan contra esta pérdida de libertad, y ha lamentado la decisión del Supremo: "Hoy, el Tribunal Supremo no sólo ha girado casi 50 años de precedentes, sino que ha relegado la decisión más intensamente personal que alguien puede tomar a los caprichos de los políticos e ideólogos, atacando las libertades esenciales de millones de americanos," ha escrito a Twitter.