El derecho al aborto de todas las norteamericanas tiene los días contados. Un nuevo caso del estado de Misisipi ha llegado al Tribunal Supremo de los Estados Unidos que podría acabar con la legalización del aborto en todo el país tras casi cincuenta años. La clave reside en el hecho de que la mayoría de los jueces que hoy día forman este tribunal son conservadores y "provida". Gracias a eso, el alto tribunal podría revocar el histórico caso de que declaró el aborto un derecho constitucional: Roe v Wade (1973). Concretamente, Misisipi ha pedido al tribunal que revoque la norma que evita que los estados puedan detener los abortos antes del punto de "viabilidad" o el momento en la cual un feto puede sobrevivir fuera del útero, normalmente fijado en torno a las 24 semanas de gestación. Los representantes de la administración Biden que participan en el caso temen que la decisión del Supremo desencadene en un nuevo paradigma donde cada estado pueda decidir cómo restringe el derecho al aborto.

Un paso atrás

Puede parecer un paso atrás incomprensible, pero así es como funciona el sistema judicial norteamericano. Por primera vez en muchos años, el alto tribunal de los Estados Unidos cuenta con 6 jueces conservadores y solo 3 de progresistas. Eso es porque durante la anterior legislatura hubo tres vacantes, y Donald Trump nombró jueces afines en sus convicciones para cubrirlas. El resultado es este: el caso que blindó el derecho al aborto al derecho constitucional de la vida privada a la década de los setenta podría ser revocado en pleno siglo XXI.

Aunque la decisión final del Supremo no se espera hasta mediados de 2022, los jueces han escuchado este miércoles los argumentos de las tres partes del caso: por una parte, el estado de Misisipi, que quiere revocar la norma vigente; de otra, la única clínica de aborto de este estado; y finalmente la administración Biden, que actúa a favor de mantener Roe v Wade. El nuevo caso ha llegado finalmente al Supremo a raíz de una ley federal del estado en cuestión que se consideró inconstitucional. Concretamente, Misisipi quería limitar los abortos a las 15 semanas de gestación, contradiciendo la decisión del caso Planned Parenthood v Casey (1992). Según su opinión, el aborto a partir de este punto es peligroso, aunque varios expertos no lo vean así. La tarea del Supremo en este caso es decidir si esta limitación impuesta por un gobierno estatal es constitucional.

Las claves

Aparte del hecho de que el Supremo cuente en estos momentos con una mayoría conservadora, la cuestión central que decidirá el tribunal consiste en sí es constitucional imponer cualquier límite al aborto antes de la viabilidad del embarazo, es decir, el momento en el cual el feto puede sobrevivir fuera del vientre. El caso histórico que legalizó el aborto de manera generalizada por todos los Estados Unidos se decidió a partir del derecho fundamental a la privacidad. A lo largo de los años, tanto juristas como activistas a favor de los derechos de las mujeres han criticado esta decisión, tildándola de insuficiente o de débil, ya que los jueces evitaron pronunciarse sobre si el derecho al aborto también está incluido al derecho a la vida de las mujeres, por ejemplo. Por lo tanto, esta incapacidad de reconocer el aborto como un derecho por sí solo se traduce en problemas como lo que los norteamericanos afrontan en estos momentos: un tribunal conservador lo puede revocar. Varios expertos también ven probable que, si el Supremo no quiere llegar hasta el punto de proclamar expresamente el fin de Roe v Wade, tal como pide Misisipi, opte por modificar el estándar de "viabilidad", y que cada gobierno estatal tenga el poder de limitarlo.

 

Foto principal: el edificio del Tribunal Supremo de los Estados Unidos / Efe