Los equilibrios de la guerra de Ucrania han entrado en una nueva fase de incertidumbre. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reveló el jueves que los Estados Unidos han planteado a Kyiv que retire las sus tropas del Dombás y que las zonas que todavía controla Ucrania se conviertan en una especie de “zona económica libre” bajo un régimen especial. Una propuesta que, según Zelenski, sustituye una idea previa todavía más drástica: la transferencia directa del territorio a Rusia.

La “opción intermedia” que ahora estudia Washington implica que el ejército ucraniano se aparte de una región donde las fuerzas rusas continúan avanzando, mientras que Moscú, según el plan, no ocuparía el espacio vaciado. Pero ninguna garantía formal impide que esto acabe sucediendo. “Si un bando se retira y el otro no, ¿qué impedirá a los rusos avanzar? ¿O incluso infiltrarse como civiles?”, advirtió el presidente ucraniano, que considera el proyecto “muy serio” y difícil de aceptar sin compromisos claros.

¿Concesión territorial sometida a elecciones?

Zelenski también remarcó que cualquier concesión territorial debería ser sometida a elecciones o a un referéndum. “Solo el pueblo ucraniano puede decidir sobre el territorio”, afirmó. Según dice, su equipo negociador ya ha enviado a Washington una versión revisada de la propuesta estadounidense. Todavía quedan puntos sensibles, como el futuro control de la central nuclear de Zaporiyia y los límites exactos de la retirada.

El plan que plantean los EE.UU. congelaría también las líneas del frente en las regiones de Jersón y Zaporiyia, mientras que Rusia cedería algunas pequeñas áreas que aún controla en otras zonas. A pesar de todo, la pregunta de fondo continúa sin respuesta: ¿Vladímir Putin está realmente dispuesto a firmar un acuerdo o solo busca ganar tiempo mientras prepara una nueva ofensiva de invierno?

En Berlín, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, advirtió que permitir que Rusia se imponga en Ucrania haría “más real” la amenaza de una guerra en Europa en los próximos años. “Hemos sido demasiado confiados. El tiempo no juega a nuestro favor”, alertó, reclamando un aumento inmediato del gasto en defensa.

Las exigencias de Donald Trump

Mientras tanto, la presión sobre Zelenski no viene solo de Moscú. Donald Trump, cada vez más impaciente, ha cargado públicamente contra el presidente ucraniano, insinuando que ni siquiera ha leído el plan de paz y exigiendo elecciones en Ucrania. Su portavoz, Karoline Leavitt, dijo el jueves que Trump está “extremadamente frustrado con ambas partes” y cansado de “reuniones que no llevan a ninguna parte”.

En paralelo, Zelenski mantuvo una videoconferencia con una treintena de dirigentes de lo que denomina la “coalición de los dispuestos”, aunque sin la participación de Trump. En Europa, sin embargo, crece al mismo tiempo el sentimiento de que Ucrania podría tener que asumir cesiones dolorosas, en un cuarto invierno de guerra y con el frente estancado. Aun así, los líderes del Reino Unido, Francia y Alemania insisten en que nadie puede forzar a Kyiv a aceptar una paz que el país no considere justa. “Sería un error imponer al presidente ucraniano una paz que su pueblo no aceptaría”, advirtió el canciller alemán, Friedrich Merz.

En Lviv, responsables de la Unión Europea se reunieron el jueves para abordar la adhesión de Ucrania, a pesar de la oposición persistente del primer ministro húngaro, Viktor Orbán. “Ucrania será miembro de la UE y nadie puede bloquearlo”, aseguró Marta Kos, comisaria de Ampliación. Según Zelenski, el liderazgo de los Estados Unidos también será clave para presionar a aquellos que todavía se oponen a su ingreso.