El Kremlin ha rechazado rotundamente la propuesta de tregua energética formulada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y ha aprovechado la ocasión para recordar que Vladímir Putin considera que el actual mandatario de Ucrania ya no es legítimo. Moscú hace meses que utiliza la ausencia de elecciones en el país vecino como argumento político y diplomático, a pesar de que la Constitución ucraniana prohíbe celebrar comicios mientras esté vigente la ley marcial.

Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, afirmó que Rusia no contempla una tregua parcial o limitada, especialmente en el sector energético, porque entiende que solo serviría para dar oxígeno al ejército ucraniano. “Nosotros trabajamos por la paz, no por una tregua”, declaró en su conferencia de prensa diaria, e insistió en que el único camino aceptable es la firma de “documentos que garanticen una paz duradera”.

La propuesta de Zelenski, hecha durante su visita a Roma, buscaba frenar los ataques rusos contra infraestructuras energéticas ucranianas, especialmente sensibles de cara al invierno. Pero Moscú mantiene su oposición frontal a cualquier cese temporal del fuego, que considera una maniobra para que Kyiv recupere fuerzas y refuerce posiciones en el frente.

Ucrania: ¿un estado "sin legitimidad democrática"? 

El debate sobre las elecciones ucranianas ha vuelto a ocupar el centro de la discusión después de que Donald Trump mencionara el tema, alineándose con la narrativa rusa. Peskov admitió que Rusia “todavía no ha tenido tiempo de discutir” con Washington el posicionamiento de Trump, pero subrayó que el presidente ruso lleva meses insistiendo en la cuestión.

Putin afirma que Ucrania es hoy un estado “sin legitimidad democrática” porque Zelenski no convocó elecciones cuando su mandato expiró en mayo de 2024. El líder ruso lo contrapone a las presidenciales celebradas en Rusia, a pesar de que organismos internacionales y observadores independientes han cuestionado sistemáticamente la transparencia y el pluralismo de estos procesos.

Zelenski, sin embargo, ha dejado claro que estaría dispuesto a modificar la legislación ucraniana para celebrar elecciones incluso antes del fin de la guerra, siempre que los aliados occidentales garanticen la seguridad del proceso. Desde Italia, tras reunirse con la primera ministra Giorgia Meloni, pidió explícitamente ayuda a Estados Unidos y a los países europeos para asegurar el correcto desarrollo de unos comicios que podrían convocarse en un plazo de 60 a 90 días si se generan las condiciones necesarias.

El presidente ucraniano asumió el cargo en 2019, y su mandato quedó prorrogado automáticamente cuando entró en vigor la ley marcial a raíz de la invasión rusa. La Constitución no permite elecciones en tiempos de guerra, e incluso sectores de la oposición ucraniana defienden que celebrar comicios en estas circunstancias sería arriesgado y podría facilitar avances rusos.

Trump, en una entrevista reciente, acusó a Zelenski de “utilizar la guerra para no celebrar elecciones” e insinuó que esto contradice los principios democráticos. Sus palabras, casi idénticas a las que Moscú repite desde hace meses, han sido rechazadas por Kiev, que recuerda que la seguridad del país y de millones de ciudadanos imposibilita una campaña electoral normal.