Los catalanes que viven y trabajan en Estados Unidos bajo un visado H-1B podrían ver peligrar su futuro profesional y familiar a raíz del nuevo decreto firmado por el presidente Donald Trump. Esta es la alerta que ha lanzado la ejecutiva y diputada de Junts en el Parlament, Anna Navarro, a través de la red social X. Navarro, con una larga y reconocida experiencia profesional en Silicon Valley, ha advertido que "es imprescindible que el ecosistema tecnológico y académico catalán esté al caso inmediatamente" ante una medida que puede limitar gravemente la movilidad internacional y las oportunidades de los profesionales catalanes.

El decreto de la Casa Blanca cambia de arriba a abajo el programa H-1B, el permiso más habitual para trabajadores altamente cualificados, sobre todo en el sector tecnológico. A partir de ahora, cada solicitud tendrá que incluir un pago obligatorio anual de 100.000 dólares, que se podrá mantener hasta un máximo de seis años, el tiempo máximo de vigencia de este visado. La Administración Trump justifica la medida asegurando que el programa había sido "explotado" para sustituir trabajadores estadounidenses y presionar los salarios a la baja, mientras que el objetivo ahora es "garantizar" que solo los mejores profesionales puedan acceder al mercado laboral norteamericano.

Un decreto que cambia las reglas del juego

Para Catalunya, el impacto de esta decisión puede ser significativo. Centenares de profesionales catalanes del ámbito tecnológico trabajan actualmente en EE.UU. gracias a un visado H-1B, y la nueva tasa puede hacer inviable mantener su estancia. Eso no solo afectaría a su trayectoria personal y familiar, sino también las relaciones empresariales y académicas entre Catalunya y los Estados Unidos, especialmente en el ámbito digital. Navarro ha remarcado que la comunidad catalana tiene que estar preparada para las consecuencias de esta política, que podría romper puentes de colaboración en proyectos estratégicos.

La medida llega en paralelo a la puesta en marcha de la denominada golden visa, un mecanismo que facilita la entrada y la residencia de inversores extranjeros con grandes fortunas, siempre que aporten entre uno y cinco millones de dólares. Esta dualidad —endurecimiento para los trabajadores cualificados y puerta abierta para los capitales— ilustra el giro de la Administración Trump en materia migratoria con el objetivo de limitar la mano de obra extranjera y al mismo tiempo atraer inversión millonaria. Una orientación que, según Navarro, puede dejar a muchos catalanes en una situación de vulnerabilidad inmediata.