El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se reunirá este domingo con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Florida, en un momento marcado por el estancamiento de las negociaciones para poner fin a la guerra con Rusia. El encuentro será una nueva etapa de una relación compleja entre ambos mandatarios, que ya se han visto varias veces este año. Una primera reunión en la Casa Blanca en febrero acabó en una discusión a gritos, mientras que el encuentro más reciente, en octubre, se desarrolló en un clima mucho más cordial. Ahora, Zelenski confía en poner el acento en su plan de paz de 20 puntos, elaborado conjuntamente con enviados estadounidenses y presentado esta semana como “el marco principal para poner fin a la guerra”.

Las conversaciones no parten de un contexto especialmente esperanzador. Las posiciones de Rusia y Ucrania continúan siendo opuestas, y las demandas para poner fin al conflicto chocan de lleno. Varias voces del Kremlin han trasladado a medios como la BBC que el plan presentado por Zelenski es “radicalmente diferente” de lo que Moscú está negociando con Washington. El gobierno ruso, además, no ha querido hacer ningún comentario sobre una de las propuestas incluidas en el plan de Zelenski: la retirada simultánea de tropas en la región del Donbás. Mientras tanto, lejos de cualquier desescalada, Rusia ha intensificado este sábado sus ataques sobre territorio ucraniano. Bombardeos sobre Kiev y diversas regiones del noreste y el sur del país han dejado al menos cinco heridos en la capital, según ha indicado el alcalde, Vitali Klichkó. Otros informes posteriores elevan la cifra de víctimas y alertan de daños estructurales importantes.

Antes de aterrizar en Florida, Zelenski hará este sábado una escala en Halifax, Canadá, donde se reunirá con el primer ministro canadiense, Mark Carney. El líder ucraniano se desplazará después hasta Mar-a-Lago para centrar el encuentro con Trump en su plan de 20 puntos. Según Zelenski, el borrador “está listo en un 90%” y solo quedan por definir cuestiones sensibles como las posibles concesiones territoriales. “Nuestra tarea es garantizar que todo esté listo al 100%”, ha declarado el presidente, que espera conseguir el apoyo explícito de Trump a las líneas maestras de la propuesta. La reunión entre ambos líderes se celebrará después de un fin de semana de encuentros en Florida entre los asesores de Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner, y los principales negociadores ucranianos y rusos, en el marco de un proceso informal de contactos iniciado hace más de dos meses.

Ucrania ha introducido cambios sustanciales en el borrador inicial del plan de paz, que constaba de 28 puntos y beneficiaba claramente los intereses de Rusia. La actual versión de 20 puntos recoge la mayoría de demandas ucranianas y ha sido consensuada entre Kiev y Washington, aunque Moscú no ha avalado ningún apartado. Entre los elementos centrales destaca la promesa de garantías de seguridad por parte de Estados Unidos y Europa, concebidas bajo el modelo del artículo 5 de la OTAN, que obligaría a una respuesta militar conjunta en caso de nueva invasión rusa. Un alto funcionario estadounidense ha confirmado a Axios que la Casa Blanca está dispuesta a llevar esta propuesta de garantía al Senado para su ratificación. Sin embargo, en una entrevista reciente con Politico, Trump ha querido dejar claro que ningún compromiso será efectivo sin su aprobación personal: “Zelenski no tiene nada hasta que yo lo apruebe”.

El Donbás, punto de fricción

La cuestión territorial continúa siendo el principal escollo para un acuerdo. Zelenski ha reconocido en diversas ocasiones que este es el elemento más complejo de la negociación, especialmente por la exigencia de Rusia de mantener el control completo de la región del Donbás. Para evitar un bloqueo total, la Casa Blanca ha propuesto la creación de una zona desmilitarizada en el este de Ucrania, una franja de territorio acordada por ambas partes donde no se desplegarían tropas y que permitiría aplazar la resolución legal sobre la soberanía del territorio. En este sentido, Zelenski ha admitido que la propuesta puede ser una salida viable, pero ha dejado claro que cualquier paso por parte de Ucrania, como la retirada hasta 40 kilómetros de la línea del frente para establecer una zona desmilitarizada, tendría que ir acompañado por una retirada equivalente de las tropas rusas desde el Donbás ocupado.

A pesar de ello, declaraciones recientes de Vladímir Putin sobre la cuestión del Donbás han hecho explícito su rechazo a cualquier forma de compromiso. El presidente ruso ha insistido en que las fuerzas ucranianas deberán abandonar toda la región si quieren evitar que el Kremlin asuma el control total. Esta posición choca frontalmente con las propuestas occidentales y varios analistas apuntan a que es poco probable que Moscú acepte una solución territorial pactada. Además, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, ha acusado a ciertos estados europeos de intentar sabotear los avances diplomáticos. Paralelamente, el futuro de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y actualmente bajo control ruso, también entorpece el entendimiento para acabar la guerra. La Casa Blanca ha puesto sobre la mesa una propuesta para dividir la energía generada entre ambos países, aunque todavía no ha sido valorada públicamente por Moscú ni por Kiev