La que fue primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, de 78 años, y que se encuentra exiliada en la India, ha sido condenada a la pena de muerte por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la represión de unas protestas estudiantiles en julio y agosto de 2024. Según la ONU, este “baño de sangre” le costó la vida a unas 1.400 personas, la mayoría jóvenes civiles, además de decenas de miles de detenidos. Hasina, quien comenzó su carrera política como icono del movimiento prodemocrático, fue declarada culpable en ausencia por ordenar el uso de fuerza letal contra los manifestantes. Llegó al poder convertida en un símbolo de la democracia en Bangladesh, pero en los últimos años de su mandato se volvió autocrática y comenzó a reprimir a la oposición. En los informes de las naciones unidas, los expertos aseguran que la ex primera ministra intentó aferrarse al poder mediante una violencia sistemática y mortal contra todo aquel que le llevaba la contraria. Este martes, el Tribunal Internacional de Crímenes, el mismo órgano que ella misma creó, la ha condenado a muerte.
Sheikh Hasina Wazed, líder del partido político de centroizquierda Liga Awami, ha sido la primera ministra de Bangladesh durante cinco mandatos, cuatro de ellos consecutivos: el primero fue entre 1996 y 2001, donde ganó con más del 37% de los votos y una participación de casi el 76% de la ciudadanía. Posteriormente, perdió los siguientes comicios ante Jaleda Zia, líder del Partido Nacionalista de Bangladesh.
¿Qué puede pasar ahora con Hasina?
El futuro de Sheikh Hasina pasa por una palabra: extradición. Y en este proceso la India tiene un papel clave, ya que es el país donde la exmandataria está exiliada desde agosto de 2024 y el único que puede decidir si será entregada o no a la justicia de Bangladesh. Si el país accede a entregar a Hasina, permitirá que avance la ejecución de una condena a muerte con un fuerte impacto político y regional. Si se niega, corre el riesgo de tensionar la relación con el Ejecutivo provisional y, en la práctica, consolidar el exilio de la exmandataria.
Horas después de la sentencia, el Gobierno interino de Bangladesh pidió formalmente a la India la “entrega inmediata” de Sheikh Hasina y de su colaborador Asaduzzaman Khan Kamal. Nueva Delhi en aquel momento reafirmó su compromiso con el pueblo bangladesí, aunque sin pronunciarse directamente sobre el futuro de Hasina, lo que ha colocado a la India en una posición diplomática delicada.