A un campo militar próximo a Breslau, decenas de civiles polacos —hombres, mujeres, jóvenes y grandes— reciben instrucción militar básica. Forman parte del programa "Entrena con el Ejército", una iniciativa del Ministerio de Defensa que, cada sábado, enseña a los participantes a disparar, aplicar primeros auxilios, luchar cuerpo en cuerpo y utilizar una máscara de gas. Según ha informado la BBC, este programa ha recibido una demanda tan alta que el gobierno polaco estudia extenderlo a todos los hombres adultos. "Vivimos tiempos peligrosos y tenemos que estar preparados", afirma el capitán Adam Sielicki, coordinador del proyecto. "Tenemos una amenaza militar procedente de Rusia y nos estamos preparando para eso".
Dariusz, uno de los participantes, asegura que sería el primero a alistarse si Polonia fuera atacada: "La historia nos ha enseñado que tenemos que estar preparados para defendernos solos. Hoy hay alianzas, pero mañana pueden romperse". Agata, que asiste con una amiga, dice que la elección de Donald Trump ha incrementado el miedo entre la ciudadanía: "Quiere retirarse de Europa. Si no estamos preparados y Rusia nos ataca, nos convertiremos en sus prisioneros".
La semana pasada, el primer ministro Donald Tusk declaró que Polonia quiere construir "el ejército más poderoso de la región". Varsovia ha invertido masivamente en aviones, barcos, artillería y misiles, adquiridos de los Estados Unidos, Suecia y Corea del Sur, entre otros. Este año, destinará casi el 5% de su PIB a defensa —la cifra más alta de la OTAN. Actualmente, Polonia cuenta con 216.000 efectivos militares, pero el gobierno tiene como objetivo llegar al medio millón, incluyendo reservistas, convirtiéndose así en la segunda bastante militar mayor de la Alianza Atlántica, solo por detrás de los EE.UU.
Aumenta la inquietud en Polonia
Sin embargo, crece la inquietud por la posición de Washington. Las declaraciones de Donald Trump y miembros de su entorno, críticas con la ayuda a Ucrania y con elogios hacia Vladímir Putin, han sacudido la confianza de Varsovia. En una visita a la capital polaca el febrero pasado, el secretario de Defensa norteamericano, Pete Hegseth, advirtió que Europa "no puede dar por hecha la presencia de tropas norteamericanas para siempre". La reciente retirada de una base clave en Rzeszów —aunque las autoridades aseguran que las fuerzas serán redistribuidas dentro del país— ha incrementado todavía más las preocupaciones.
Delante de este escenario, Polonia trabaja para reforzar lazos con otros aliados. Tiene previsto firmar un acuerdo de defensa con Francia, y otro con el Reino Unido está en camino. Incluso se ha abierto el debate sobre incluir el país bajo el "paraguas nuclear" francés.
Tomasz Szatkowski, representante permanente de Polonia ante la OTAN, considera que la situación obliga al país a pensar "de manera más creativa" sobre su seguridad. "Creo que los Estados Unidos no pueden permitirse perder Polonia, pero tenemos que considerar otras opciones y desarrollar nuestras propias capacidades", explica a la BBC. "Si los rusos persisten en sus intenciones agresivas hacia Europa, nosotros seremos los primeros, el guardián".
Este sentimiento de alerta está profundamente arraigado en la memoria histórica. Wanda Traczyk-Stawska, de 98 años, recuerda la invasión soviética de 1939, cuándo la URSS y la Alemania nazi se dividieron Polonia. "Mi padre estaba mucho preocupado por los rusos", relata desde una residencia en Varsovia. En una fotografía en el estante, Wanda aparece empuñando una ametralladora durante el levantamiento de Varsovia de 1944, donde los polacos resistieron a los nazis antes de caer bajo el control soviético hasta 1989. La sombra de aquella ocupación todavía pesa sobre las decisiones de seguridad del país. Hoy, como ayer, Polonia se prepara para defenderse sola.