El ataque los Estados Unidos a las instalaciones nucleares de Irán esta madrugada fue una operación aérea de alta precisión que tuvo como protagonistas clave a los bombarderos furtivos B-2 Spirit de la fuerza aérea norteamericana y las bombas GBU-57, conocida como Massive Ordnance Penetrator (MOP), la bomba antibúnker convencional más poderosa del arsenal estadounidense, diseñada para destruir objetivos fuertemente protegidos y enterrados a gran profundidad. Seis bombarderos B-2 Spirit de los EE. UU. participaron en la misión, según confirmó un funcionario a la agencia Reuters, que volaron hasta Irán para atacar tres instalaciones nucleares estratégicas: Fordow, Natanz e Isfahán. Este sábado trascendió que los Estados Unidos movilizaron bombarderos B-2 hacia la isla de Guam, territorio estadounidense situado justo en medio del Pacífico Occidental, este sábado, aunque algunas informaciones apuntan que los B-2 furtivos que han participado en el ataque despegaron desde su base aérea de Whiteman, Missouri (Estados Unidos), que es la sede principal de despliegue y mantenimiento de estos aviones, que disponen de suficiente autonomía para realizar misiones intercontinentales y retornar a su base sin necesidad de hacer escalas, gracias a su capacidad reabastecimiento en vuelo con aviones cisterna.
🇺🇸🚨 | ÚLTIMA HORA: Los bombarderos furtivos B-2 de la Fuerza Aérea de EE.UU. despegaron de su base en Misuri. Son precisamente los aviones necesarios para atacar la base nuclear iraní de Fordow, fuertemente fortificada.
— Alerta Mundial (@AlertaMundoNews) June 21, 2025
Ocho aviones cisterna están en vuelo, en la misma… pic.twitter.com/K2oCBAqeGG
"Se ha lanzado una carga completa de BOMBAS sobre el lugar principal, Fordow," escribió Trump en su red Truth Social, refiriéndose a la instalación subterránea nuclear más importante de Irán, que fue atacada junto con las de Natanz e Isfahán. Un ataque que, como confirmó el portavoz de las FDI, el general de brigada Effie Defrin, fue coordinado con el ejército israelí. El Jefe del Estado Mayor de las FDI, el teniente general Eyal Zamir, "estuvo en contacto con sus homólogos estadounidenses desde el comienzo de la guerra con Irán, y la coordinación se ha vuelto todavía más estrecha recientemente. Tenemos más objetivos y trabajamos constantemente para conseguirlos. Seguiremos trabajando para conseguirlos", declaró Defrin en una conferencia de prensa.
"Last night, the U.S. military struck nuclear sites in Iran.
— Israel Defense Forces (@IDF) June 22, 2025
These actions mark a crucial step in stopping the Iranian regime's aggression and its ability to pose a threat to the region and the world."
Watch the full statement of IDF's Spokesperson, BG Effie Defrin regarding… pic.twitter.com/1IEAnRf0Sk
Una combinación única
El ataque norteamericano combinó la capacidad de penetración y sigilo de los bombarderos T-2 Spirit con el poder destructivo de las bombas GBU-57 para golpear las instalaciones nucleares protegidas de Irán. Esta operación representa el primer uso conocido de la bomba antibúnker en combate real, y marca un punto de inflexión en la capacidad de los Estados Unidos para atacar objetivos nucleares altamente defendidos. Esta potente ojiva de más de 13 toneladas es la única capaz de penetrar y destruir instalaciones protegidas a profundidades superiores a 60 metros, gracias a su enorme peso, carcasa reforzada y sistemas de guiado avanzados. Es un arma exclusiva de los Estados Unidos, esencial para atacar blancos subterráneos que ninguna otra bomba convencional puede conseguir. Contiene unos 2.700 kg de explosivos y puede penetrar decenas de metros de hormigón reforzado o roca antes de detonar.
Pero estas bombas gigantes solo pueden ser transportadas en un bombardero furtivo B-2 Spirit de la Fuerza Aérea de los EE. UU., gracias a su capacidad de carga, alcance intercontinental y tecnología furtiva. Los B-2 Spirit son bombarderos furtivos capaces de evadir los sistemas de defensa aérea más avanzados, lo cual les permite penetrar profundamente en territorio enemigo y atacar objetivos fuertemente protegidos, como el de Fordow, que está enterrada a una profundidad de entre 100 y 500 metros, y dentro alberga una planta de enriquecimiento de uranio con centrifugadores avanzadas capaces de producir uranio enriquecido hasta el 60%, acercándose al umbral necesario para fabricar armas nucleares.
He's a detailed video on the GBU-57 bunker budget bomb used on the Fordow nuclear site tonight. pic.twitter.com/sckW94sLT7
— Vince Langman (@LangmanVince) June 22, 2025
A la espera de las informaciones oficiales sobre cómo se ha desarrollado el ataque, un funcionario israelí anónimo confirmó a Axios que los Estados Unidos utilizaron los bombardeos furtivos B-2, y el presentador de Fox News, Sean Hannity, aseguró que había hablado por teléfono con Donald Trump y que este le informó de que se habían utilizado entre cinco y seis bombas antibúnkeres lanzadas desde este modelo de bombarderos, además de una treintena de misiles Tomahawk disparados desde submarinos y destructores norteamericanos. Hannity confirmó la versión que había dado Trump ante la nación y destacó que, según fuentes consultadas por Fox News y declaraciones del presidente, la instalación de Fordow fue "completamente destruida" en los ataques, y que tanto Natanz como Isfahán también resultaron gravemente dañadas o destruidas. Añadió que la operación fue esmeradamente planificada y que los bombarderos B-2 estadounidenses salieron del espacio aéreo iraní después de completar la misión.
Pero a pesar del éxito del que presume Trump, la batalla por el relato hace que haya dudas del daño real que hayan podido hacer las bombas norteamericanas. Mientras los portavoces iraníes y la televisión estatal afirma que las instalaciones de Fordow no sufrieron daños graves, las imágenes satelitales de Planet Labs PBC analizadas por AP, muestran daños en la vertiente de la montaña, que antes era marrón y ahora presenta partes grises con unos contornos que se ven ligeramente diferentes de los de las imágenes anteriores, lo que sugiere una explosión, y también se percibe una ligera humareda grisácea en el aire.
🚨 ÚLTIMA HORA.
— Abraham Mendieta (@abrahamendieta) June 22, 2025
La Televisión Iraní reporta que sus instalaciones nucleares en Fordow quedaron intactas tras el bombardeo de EEUU, afirmando que solo destruyeron los túneles de entrada. pic.twitter.com/eVJSHUubJB
Planet Labs imagery shows at least two clusters of hits on Fordo site pic.twitter.com/RVOcICn8fa
— abuelo scharf (@avischarf) June 22, 2025
Un avión de más de 2.000 millones de dólares
El B-2, la joya de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, es considerado el avión militar más caro del mundo. Su coste de adquisición supera los 2.000 millones de dólares por unidad, incluyendo gastos de desarrollo, ingeniería, pruebas, mantenimiento y apoyo logístico. Este precio lo sitúa por encima de cualquier otro avión militar, como el F-22 Raptor o el F-35 Lightning II, y su elevado coste se debe tanto a su avanzada tecnología furtiva como la limitada producción de solo 21 unidades. Además, los costes operativos y de mantenimiento del B-2 también son excepcionalmente altos, lo cual refuerza su estatus como el avión más caro nunca construido.
¿Qué lo hace un avión tan caro?
El B-2 fue el primer bombardero diseñado para ser prácticamente invisible a los radares enemigos, con la tecnología furtiva stealth. Su forma de ala volante, sin superficies verticales, y el uso de materiales absorbentes de radar reducen drásticamente su firma en el espectro electromagnético, lo cual requiere procesos de fabricación y mantenimiento extremadamente complejos y costosos. El diseño con su ala volante hace que el avión dependa de sistemas de control asistidos por ordenador para mantener la estabilidad. El B-2 también utiliza materiales compuestos avanzados y recubrimientos especiales para absorber las oleadas del radar. Los motores son General Electric F118-GE-100, están integrados en el fuselaje, carecen de poscombustión para reducir la firma térmica, lo cual implica un diseño y mantenimiento más costosos que los motores convencionales. El B-2 incorpora sistemas de navegación, comunicación y guerra electrónica de última generación, esenciales, para operar en entornos hostiles y evitar la detección, y requiere casi el doble de horas de mantenimiento por cada hora de vuelo que el resto de los bombardeos estratégicos, como el B-52 o el B-1B. Su alto coste generó una fuerte controversia en el Congreso de los Estados Unidos y entre los altos mandos militares sobre la viabilidad de producir una gran flota, y finalmente solo se aprobó la compra de 21 unidades.