Las amenazas híbridas son un elemento creciente y desestabilizador en el orden mundial. Sin embargo, ¿qué son y qué función tienen? Aunque cueste definir, las amenazas híbridas hacen referencia a la utilización de estas tácticas convencionales y no convencionales en los escenarios de conflicto o en la confrontación geopolítica entre los grandes actores globales. Es decir, todo es susceptible de convertirse en arma para desestabilizar al enemigo. Unas tácticas que analiza el CIDOB Report Amenaces híbridas, orden vulnerable, que se ha presentado este martes en Barcelona. En este sentido, se aborda el reto que plantean estas amenazas en las sociedades actuales, en un contexto internacional marcado por la guerra en Ucrania, la creciente contestación y polarización en el orden liberal internacional, la crisis del multilateralismo y de las normas de gobernanza global, así como la transformación geopolítica pospandemia.

Ejemplos de amenazas híbridas

Las actividades al ciberespacio, la promoción de campañas de desinformación, la instrumentalización de las migraciones, la manipulación de los suministros de energía y la coerción económica, entre otros, se combinan y hacen más temibles los ataques militares convencionales, como se ha puesto de manifiesto durante la invasión rusa de Ucrania. En unas relaciones internacionales dominadas por la geoestrategia y la Realpolitik –política o diplomacia basada en consideraciones de circunstancias y factores dados, y no en nociones ideológicas explícitas o premisas éticas y morales–, las tácticas híbridas se utilizan para explotar la vulnerabilidad de los estados, interferir en procesos e instituciones democráticas y afectar a la seguridad de los ciudadanos.

Todo aquello que es híbrido, evidentemente no es un concepto nuevo, y así lo han explorado al director del CIDOB, Pol Morillas, junto con los tres investigadores del CIDOB y editores del informe, Pol Bargués, Moussa Bourekba, Carme Colomina. En este sentido, se ha puesto de manifiesto que la intensificación de estas tácticas es lo que ha revalorizado este concepto. Según han resaltado, hay dos factores que ayudan a entender esta intensificación: la creciente interdependencia entre estados y la diversificación de las tácticas híbridas.

Las características de los conflictos híbridos

Pol Bargués y Moussa Bourekba analizan en el informe las tres características de los conflictos híbridos, que determinan las relaciones internacionales actuales: la incertidumbre que rodea los conflictos híbridos, donde es difícil separar la guerra de la paz, así como probar quién está detrás de un ataque; las múltiples tácticas que se diversifican para explotar las vulnerabilidades de los otros estados; y, finalmente, los objetivos de estas tácticas, que parecen buscar la erosión de los valores y la legitimidad de los sistemas políticos del adversario.

Hay algo, sin embargo, que es importante destacar, y es que los ataques híbridos persiguen la desestabilización y no la victoria. De esta manera, las tácticas como la desinformación, la manipulación o la injerencia electoral buscan erosionar la legitimidad de las instituciones, la confianza en las administraciones o la manipulación de resultados electorales. De esta manera, tal como han destacado, aquello que es híbrido genera inestabilidad y desgaste en la democracia, ya que crea polarización política y dinamita la coexistencia y los consensos.

Aunque no sean un fenómeno nuevo, Bargués y Bourekba argumentan que los conflictos híbridos han proliferado en un momento en que Occidente siente contestada su hegemonía y hay una erosión de las normas internacionales. Las implicaciones para la orden internacional son profundas. Esta modalidad de conflicto es recurrentemente utilizada por actores estatales y no estatales con hasta de desestabilización militar, política, económica y social. Las normas se incumplen, las relaciones se deterioran. Las ventajas estratégicas de las tácticas híbridas, y el bajo coste que supone recurrir, explican la proliferación y la intensificación en su uso.

¿Qué papel juega la desinformación?

La desinformación es un instrumento clave en el catálogo de las amenazas híbridas: genera inestabilidad y desgaste en la democracia, crea polarización política y dinamita la coexistencia y los consensos. La capacidad de alterar la información o los datos, factores decisivos para la obtención del poder, se ha convertido en una amenaza para los procesos democráticos, pero también una herramienta al servicio de una confrontación tecnológica y digital que determina una nueva bipolaridad en la agenda internacional. Para Carme Colomina, investigadora principal del CIDOB, la verdadera capacidad ofensiva de la palabra como arma no radica tanto en el contenido del mensaje como en el poder de viralización y penetración que le han ofrecido las redes sociales.

En este contexto, la investigadora constata que los abusos de poder, los sistemas políticos disfuncionales, las desigualdades y la exclusión son caldo de cultivo para la desinformación. Para Occidente, Ucrania se puede convertir en el primer frente bélico donde miden sus fuerzas las dos grandes tendencias globales de digitalización y sus plataformas: el tecnoautoritarismo de Rusia y China, y el modelo norteamericano de Silicon Valley.

¿Cómo se responde a estas amenazas?

La respuesta a esta pregunta no es fácil, casi como la respuesta a estas amenazas. "Se han dado cuenta de que todo aquello que nos conectaba con el exterior ahora se gira en contra, la hiperconectividad que siempre había sido positiva ahora es un problema porque el contrario puede establecer conexión. La UE busca desarrollar autonomía estratégica para no generar dependencias y buscar crecimientos desde el hecho interno. Eso es una de las respuestas a los ataques híbridos", ha destacado Bargués preguntado por esta cuestión durante la presentación del informe.

El papel de las migraciones en las guerras

Las migraciones empiezan a ser un instrumento importante en las fronteras exteriores de la Unión Europea. Así lo ha querido destacar Blanca Garcés, investigadora sénior del CIDOB, en el capítulo dedicado a analizar la utilización de las migraciones como amenazas híbridas. De esta manera, se puede acordar sobre el papel que, en febrero del 2020, el Gobierno turco enviaba a más de 13.000 personas a la frontera con Grecia. En mayo del 2021, Marruecos dejaba entrar irregularmente en Ceuta a más de 10.000 personas en dos días. En otoño del 2021 fue el turno del régimen bielorruso, al facilitar la llegada de miles de personas en la frontera con Polonia, Letonia y Lituania.

Ante este hecho, es cierto que Bruselas no ha dudado al tildar estas llegadas como una "amenaza híbrida" a su "seguridad". De hecho, Garcés ha destacado que también podría haber sido una estrategia rusa el flujo de refugiados hacia la UE desde Ucrania, a consecuencia de la guerra, para que provocara una migración masiva que desestabilizara el club de los 27. Aunque finalmente, como ha resaltado durante su intervención, no ha estado así.

"La UE es víctima de sí misma al sobre-reaccionar", ha detallado, ya que lo que asegura el éxito del chantaje es el miedo (o casi obsesión) a otra "crisis migratoria". Y ante esta problemática, según Garcés, la alternativa implica revertir el proceso de externalización del control migratorio, de manera que las migraciones dejen de ser moneda de cambio en las relaciones internacionales.

 

Imagen principal: golfo de México / Unsplash