Alice Weidel, copresidenta de la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), ha comparado este sábado la iniciativa para ilegalizar su partido con las políticas del régimen nazi de Adolf Hitler. Durante una rueda de prensa convocada para presentar un nuevo documento estratégico aprobado por su grupo parlamentario, Weidel ha denunciado que el debate sobre una posible prohibición de la AfD es una maniobra para silenciar una fuerza política que, recuerda, tiene el apoyo de diez millones de electores. "Adolf Hitler (...) lo primero que hizo fue prohibir otros partidos, restringir la libertad de prensa aquí y allá. Lo que se está discutiendo seriamente aquí, criminalizar a Alternativa para Alemania y solicitar seriamente su prohibición, me recuerda a tiempos muy oscuros que afortunadamente hemos superado", ha asegurado. Para la líder ultra, las fuerzas políticas que impulsan este debate son "perdedores" incapaces de competir en condiciones de igualdad y que pretenden deslegitimar la representación democrática de su electorado.
Weidel ha cargado duramente contra el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), a quien ha acusado de querer suprimir rivales políticos por falta de apoyos. "No en vano, el Partido Socialdemócrata, en caída libre, que ya no es un partido obrero y que ha estafado masivamente a su electorado, ha decidido querer prohibir un partido rival que, según las encuestas, es ahora más de un 10% más fuerte que él", ha dicho. Sus declaraciones son una respuesta directa a la iniciativa aprobada por el SPD hace una semana para intentar ilegalizar la AfD. El partido de la coalición de gobierno, aprobó el domingo pasado la propuesta después de un intenso debate entre los 600 delegados reunidos. Ahora, un grupo de trabajo estudia las vías jurídicas para impulsar el proceso, que solo puede ser formalmente iniciado por el gobierno federal o por alguna de las dos cámaras del parlamento.
Asimismo, la AfD se encuentra actualmente inmersa en una batalla judicial para revertir su clasificación como "caso seguro de extremismo de derechas" por parte de la Oficina para la Protección de la Constitución, los servicios secretos del ministerio del Interior alemán. Esta catalogación afecta al partido en el ámbito nacional y ya se aplica de manera efectiva en diversas de sus secciones regionales por todo el país. Fundada en el año 2013 como una formación crítica con el euro y con un discurso marcadamente tecnocrático, la AfD ha ido virando progresivamente hacia posiciones ultranacionalistas, con una retórica antiinmigración y, en muchos casos, abiertamente extremista, que ha provocado el alarmismo de las instituciones democráticas del país. Ahora, el partido liderado por Weidel afronta no solo una ofensiva política, sino también una creciente presión institucional.

En este contexto, Weidel ha querido remarcar que su formación defiende una democracia más participativa y ha asegurado que "el pueblo de este país tiene que tener voz directa en la toma de decisiones", en contraposición con "los partidos que ponen obstáculos todo el rato" y que, según su opinión, "hacen lo contrario de lo que han prometido". La líder de la AfD ha acusado directamente a los partidos del gobierno de fraude electoral y ha asegurado que "todos tendrían que dimitir" porque "se les tendría que caer la cara de vergüenza porque a la gente en este país se le esté tomando el pelo de esta manera". Por este motivo, ha afirmado, cada vez más ciudadanos se desentienden de estas formaciones, y por eso "todos estos partidos de perdedores" que ocupan escaños en el Bundestag "quieren efectivamente discutir una propuesta de prohibición" de la AfD. "Y eso es exactamente lo que tuvimos en 1933", ha concluido, en referencia al año en que Hitler alcanzó el poder en Alemania.