Carísima Meritxell,
Cuando yo era pequeño, mis padres iban más o menos una vez al mes a comprar cava. Eran un poco más mayores de lo que yo soy ahora. Siempre en la misma bodega, Masia el Pujolet, en el Pla del Penedès mismo, al lado de casa. Siempre la misma cantidad: dos cajas de doce. Mis abuelos hacían lo mismo, pero en Cavas Nadal, otra bodega del pueblo. Compraban una caja del Brut Reserva Original para llenar el porrón cada día; el Salvatge, sólo por Navidad y Fiesta Mayor. El caso es que mis tíos debían hacer lo mismo, también en otra bodega, quizás Alsina Sardà o Canals Nadal, y así podríamos seguir hasta el infinito. Eran otros tiempos, claro está, pero recuerdo que no era un acto de chovinismo penedesense, ya que cada fin de semana veía un montón de gente venida de otras comarcas cargando el maletero del coche con cajas de cava. Todavía hoy, de hecho, cuando digo que soy del Pla, hay gente de Figueres, Balaguer o Berga que me dice "tres veces el año voy a Parató y cargo el coche con tres cajas de aquel Brut Reserva que hacen, buenísimo". ¿Para qué comprar media docena de botellas de cava, sin embargo, es un acto de "boomers"? Como no conozco a ningún menor de cuarenta años que tenga la despensa llena de cava, el vídeo de hoy me hace especial ilusión porque lo considero de servicio público, casi. Ciudadanos de Catalunya, jóvenes y mayores: el Guilera Brut Nature Reserva es el cava que siempre vale la pena tener en casa.

 

Está claro que hay toda una generación que crecimos viendo siempre botellas de cava en la despensa de casa y acostumbrándonos a encontrar una botella de cava con tapón de bomba de presión en la nevera, al lado de las botellas de agua o el zumo de melocotón. No hace falta decir que, décadas después, es difícil hoy encontrar media docena de botellas de cava en la despensa de cualquier persona menor de 40 años, quizás porque vivimos en casas tan pequeñas en las cuales no tenemos ni despensa. Quizás porque tenemos unos sueldos ridículos y no nos entra en la cabeza gastarnos 60€ en seis botellas de cava. O quizás es al revés y lo que pasa es que hemos aprendido a beber mejores espumosos, es decir, espumosos caros que no puedes comprar a la ligera como quien compra un pack de quintos. ¿Hay demasiados jóvenes que relacionan el cava con una bebida de celebración o de postres? Sí. También hay que decir que, por suerte, los hay que ya saben que para zamparse un buen pato al horno, unos buenos canelones o un buen arroz de pescado el vino espumoso es un acompañante de lujo. Hay que hablar claro: si hay espumosos de larga crianza Corpinnat, Clàssic Penedès o Conca del Riu Anoia que son mejores que un buen vino, también hace falta decir bien alto y fuerte que hay cavas económicos y ligeros con dos o tres años de crianza que quizás no forman parte de la nobleza vinícola de los espumosos catalanes, pero son productos magníficos para disfrutar donde sea, como sea y cuando sea.

CAVA GUILERA

El Brut Nature Reserva de Cava Guilera es uno de los mejores ejemplos, sin duda. Obra de una bodega familiar que desde 1927 elabora vinos y cavas de manera artesanal, este cava que ronda los 8€ no sólo es 100% ecológico, sino que además tiene una crianza con las madres de entre 24 y 36 meses en botella. Mezcla tradicional de xarel·lo, macabeo y parellada, esta bodega ubicada en la finca Ca l'Artigas de Lavern (Subirats), se encuentra en un paraje idílico, a medio camino entre Sant Pau d'Ordal y Sant Sadurní d'Anoia, en aquel Penedès recóndito donde las viñas, cada atardecer, se convierten en protagonistas de una obra de arte. Hacer una visita a Ca l'Artigas y salir con una caja de seis botellas bajo el brazo es una idea magnífica: por 50€, volveremos a casa con un buen cargamento de cava magnífico. Un cava joven, fino y de aromas limpios, ligero y vibrante en la boca. Sin embargo, a pesar de su juventud, es un cava elegante y con actitud, cosa que lo convierte en uno de los mejores espumosos calidad-precio de todos los que se elaboran en nuestra casa. Un cava para llenar el maletero con el fin de acabar llenando la despensa, como antaño. Un cava para llenar la copa durante un aperitivo en el cual hay que llenar el tiempo mientras esperamos que la comida se termina de hacer. Un cava, en definitiva, para llenar de alegría y placer una mesa, ya que de eso trata también el arte de beber cava: de saber que las burbujas pueden ser solemnes y emotivas, claro está, pero sin olvidar que las burbujas son especialistas en llenarnos de felicidad. ¿Estás de acuerdo?
Atentamente,
P.