Volver a los orígenes, en muchos sentidos. Este pasado febrero se cumplieron 30 años exactamente desde que Alexandra Chechelnitskaya, la madre de Leo Chechelnitskiy, abrió Intertapa, un restaurante de tapas que fue marco de muchos momentos tanto en la sala como en su amplia terraza, con vistas a la Sagrada Familia.

Ahora, con el nombre de taberna MADRE, reformulado tanto en su interiorismo como en su propuesta gastronómica, conecta con todo el hilo argumental de los negocios creados por Leo Chechelnitskiy. El exitoso Babula Bar, en el Eixample, explica la historia de su abuela Estela y MADRE, la de Alexandra, una historia compartida con Leo. MADRE, en cierta manera, también aplaude los orígenes del barrio donde él vivió y que actualmente busca reformular su identidad, huyendo del imperio del turista por la basílica monumental próxima. Los recuerdos de Leo de los años 90 son los de un barrio familiar, con casas de comida tradicionales, entre ellas muchos bares regentados por gallegos y sus fantásticos platos icónicos. Buena parte de esta historia común de una familia con el barrio mantiene el testimonio en las paredes del nuevo local, llena de imágenes y recuerdos de este recorrido.

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Platos suculentos en el MADRE / Foto: Cedida

Una esencia que en MADRE se celebra con guisos, tradición, materia prima de calidad, ambiente próximo y despreocupado, pero muy dinámico y un trato en sala exquisito y sin formalidades. Destaca su selección de tapas y de arroces, todos ellos en formato individual, así como unos fuera de carta que encapsulan estos sabores de hervor con las joyas que desde cocina encuentren a la oferta de sus proveedores habituales.

Esta taberna a los pies de la Sagrada Familia recoge estos recuerdos y los plasma con una carta de 20 platillos, comprendiendo aquellos de cámara fría, con imprescindibles de la tapa, y los principales más sabrosos, entre los que se explica la potente propuesta de platos fuera de carta. Con una cocina ininterrumpida de mediodía a medianoche, los 7 días de la semana, se tienen en cuenta varios momentos de consumo: desde la tapa o vermú del mediodía, a los platos que se disfrutan con cuchillo, tenedor y cuchara si hace falta. Platos fantásticos como el arroz meloso de presa ibérica, el falso Wellington de cruasán con filete de ternera, el canelón de butifarra con setas y bechamel trufada o un sublime suquet de rape con almejas y patatas. Para coger pan y mojar.

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Los arroces del MADRE son impresionantes / Foto: Cedida

Ahora bien, la tapa para abrir boca presenta también una oferta de tradición, sin echar de menos ninguna de las tapas que las definen como clásicos de nuestra gastronomía: la tortilla jugosa de patatas y cebolla, los buñuelos de bacalao con salsa romesco, la ensaladilla rusa con langostinos o unas simples y perfectas anchoas del Cantábrico.

Para arrancar este proyecto, Leo se rodea de su equipo de confianza con el chef ejecutivo del grupo, Andy Feher, dirigiendo la cocina. Todos ellos sienten un profundo afecto por el proyecto MADRE. Lo entienden como una evolución a todo el camino recorrido, y siguiendo la visión de Leo, tienen claro que este restaurante informal donde se come bien y se bebe mejor, será recibido por el barrio con los brazos abiertos.

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La taberna MADRE tiene una carta de 20 platillos de barrio / Foto: Cedida

Quien conozca la trayectoria de Chechelnitskiy sabe que para Leo la comida y la bebida están a un mismo nivel de excelencia. Por eso, la carta de vinos es una de las patas en que se fundamenta el MADRE: se ofrece una cuidada selección de una veintena de referencias nacionales e internacionales de blancos, negros y espumosos, llena de excelentes vinos y referencias de acotada relación calidad-precio.