Un entorno idílico, un producto excelente y un servicio atento. ¿Qué puede salir mal? Nada. Ya os lo aseguro. Es la combinación perfecta, sin tapujos ni peros. El restaurante Pic Nic se encuentra ubicado en primera línea de mar en Sitges. Son estas imponentes y maravillosas vistas en el mar, y el entorno privilegiado, que dotan Pic Nic, de un restaurante magnífico y único en la costa del Garraf. Se trata del restaurante insignia del grupo hostalero Matas Arnalot que rinde culto al producto mediterráneo con una cocina marinera actualizada y suculenta.

Los platos bailan lo mismo. Las emociones son las mismas. Es un ejercicio de coordinación y ritmo estético precioso y bello llevado a cabo a la perfección

Un restaurante cinematográfico y de triple dimensión

La familia Matas Arnalot cogió las riendas del negocio en 1955 cuando adquirió la Horchatería Valenciana, uno de los tres establecimientos a pie de playa que se construyeron en 1923 para acoger el cada vez más numeroso volumen de visitantes en la villa. Josep Maria Matas i Barceló lo renombró como Pic Nic cogiendo como referencia la película del mismo título que en 1955 arrasaba en las carteleras, con uno de los primeros papeles de Kim Novak y un William Holden que agobiaba con su torso desnudo.

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El restaurante Pic Nic de Sitges en primera línea de mar / Foto: Alex Froloff

Después de 68 años, la trayectoria de este establecimiento, que empezó como sitio para ofrecer refrigerios, está ahora consolidado como uno de los referentes de cocina marinera tradicional con un toque de actualización. Arroces, pescados de lonja y carnes premium que definen una cocina mediterránea que refleja tanto el territorio como la herencia cultural de la villa, con especial atención a las sugerencias, donde se plasma el lenguaje creativo propio del chef Javier Luque y su sous-chef Kata Golodnikova.

Pic Nic se encuentra en un lugar inmejorable: en el centro de Sitges, en el Paseo Marítimo, con la playa a tocar y con vistas a la Punta. El sitio ideal para hacer una paella, un arroz, pescado o cualquiera de sus especialidades marineras. Pero eso no es todo. Este es un restaurante dividido en tres espacios bien diferenciados. En primer lugar, la pata principal: el restaurante Pic Nic, un espacio más lujoso, y con platos menos convencionales y más sorprendentes. En segundo lugar, el bar Tapes, que es un espacio más clásico, con los platos y las tapas de toda la vida y para todos los bolsillos, y personas con prisa para volver a la toalla en la arena. Finalmente, el Pique Nique, una zona detrás del restaurante con terraza, sofás y sillas elegantes para disfrutar y probar unos cócteles delirantes, todo en un ambiente cálido bajo la luz de la luna.

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Uno de los 12 arroces que cocinan en el Pic Nic / Foto: Alex Froloff

Introduciéndome en el restaurante Pic Nic, los platos son realmente exquisitos. No sé qué reacción te podrá provocar probarlos, pero indiferente no te dejará. Pongo la mano en el fuego. Bien, con respecto a los platos, algunos de los entrantes que elaboran son las sardinas marinadas con crema de aceite de eneldo, rabanitos encurtidos, yogur y calabaza. ¿Espectacular, verdad? Pues esto solo acaba de empezar. Dados de atún con escabeche de zanahoria y calabaza; croquetas caseras de pescado y marisco; sepia en la plancha con cebolla caramelizada; y, por último, fritura de salmón en adobo con mayonesa de su aderezo.

Los platos principales son los arroces. El restaurante Pic Nic elabora una docena de diferentes. El más famoso de todos, y el que la gran mayoría de comensales pide, es el arroz de pulpitos y alcachofas. Ahora bien, sin desmerecer el resto, los otros arroces son de una calidad inconmensurable. Es un ejemplo el arroz de bacalao y vieiras. Ah, y no se me olvide: los postres. Un excelente cremoso de chocolate con crema de fresa, ideal para rematar un menú descomunal y que supone el cenit de una comida de 10. Y nada de eso vendría acompañado de estas afectuosas palabras, si no fuera por el servicio que presencié: atento a cualquier detalle, por pequeño que fuera, educado, comprensible y respetuoso. En definitiva, un restaurante de visita obligada si vas a Sitges (y si no vas, también).

Sello familiar innegable

Si algún sello tiene el restaurante Pic Nic es, sin ningún tipo de duda, el sello familiar. Un negocio creciente, cada vez más reconocido no solo en Sitges o en Catalunya, sino nacional e internacionalmente. ¿La clave del éxito? La familia. El amor y la pasión, la dedicación y entrega a todos y cada uno de los pequeños detalles.

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Algunos entrantes del restaurante Pic Nic / Foto: Alex Froloff

El negocio de la familia Matas Arnalot ya camina hacia la cuarta generación, que empieza a tomar las riendas del negocio y a hacer el traspaso con la tercera generación. Los hermanos Josep Maria, Miquel, Joan Anton, Nati, Jordi y Xavi son los seis miembros de la tercera generación. Todos ellos se encontraron con una desagradable situación cuando en 1980 murió inesperadamente su padre, Josep Maria Matas i Barceló. Ellos, juntamente ahora con los 13 hijos que son la 4.ª generación, han elevado el negocio que se ha convertido en un referente de la hostelería de Sitges y del país. Y eso no se detiene aquí, porque la quinta generación familiar ya va creciendo y consolidará, de todas las maneras, el grande y bello negocio del Grup Matas Arnalot.