La receta que te propongo hoy es un cremoso de queso con moras: sencillo de ejecutar, sorprendente de gusto e ideal para servir bien frío. Es un postre que combina el frescor de la fruta con la textura suave del queso cremoso, consiguiendo un contraste que gusta a todo el mundo. Además, no necesita horno, solo nevera: en un par de horas de reposo a unos 4 °C ya tendrás un resultado perfecto. Puedes presentarlo en pequeños vasos individuales, decorados con unas hojas de menta fresca y unas cuantas moras enteras encima, o bien en un molde grande si prefieres servirlo a la mesa. ¡Triunfarás seguro!
¿Qué te aporta esta receta?
¿Sabías que las moras tienen más vitamina C que las naranjas? No solo eso, sino que tienen muchos antioxidantes, fibra y minerales que contribuyen a reforzar el sistema inmunitario y a cuidar la piel. Aunque su temporada es relativamente corta —principalmente a finales de verano e inicios de otoño, cuando las moras salvajes llegan al punto óptimo de maduración—, siempre es buena idea congelar o comprar en formato de confitura para poder disfrutar todo el año. Y es que las moras son muy versátiles, tanto en platos dulces como salados.
- 150 g moras frescas y limpias
- 100 g azúcar
- 280 g de mascarpone
- 2 yogures griegos
- Galletas tipos “María”
- 30 g mantequilla
- Menta fresca para decorar

Lava bien las moras.

Pásalas a un recipiente con el azúcar y ponlas a cocer.

Ve removiendo el conjunto. El azúcar se irá fundiendo.

Déjalo hacer unos 10 min aproximadamente y a continuación cuélalo para retirar las semillas.

Aprieta bien. Te quedará una pasta de semillas que descartaremos.

Lo que se busca es un jarabe o sirope dulce.

En un recipiente, pon el queso.

Y los yogures. Si quieres una textura más cremosa todavía, se puede añadir un chorrito de leche.

Ahora, incorpora el jarabe de moras a la mezcla, pero reserva un poco para decorar.

Y lo integras muy bien.

¡Qué color!

Puedes pasarlo en una manga pastelera si quieres.

Ahora, desmenuza unas galletas.

Funde la mantequilla para mezclarla con las galletas.

Esta pasta servirá como base. Pon una primera capa de crujiente de galleta en una copa o vaso. Reserva un poco de galletas para decorar.

Ahora, pon el cremoso de moras.

Decora con trozos de galleta y moras.

Y por último, echa un poco de sirope de moras por encima.

Decora con una hoja de menta fresca y resérvalo en la nevera.

Este plato se tiene que consumir muy frío. Por lo tanto, sácalo de la nevera justo antes de servirlo. De esta manera, podrás saborear mejor los ingredientes. ¡Buen provecho!