Uno de los capítulos más interesantes del libro 'Sapiens', del escritor Yuval Noah Harari, es el titulado 'El fraude más grande de la historia', que hace referencia al triunfo evolutivo del trigo sobre el ser humano. Según Harari, la domesticación del trigo, que hace diez mil años solo era una hierba salvaje confinada a una pequeña zona de Oriente Medio, es la causa de una gran parte de nuestras desgracias individuales y colectivas. Por un lado, ‘una dieta basada en los cereales es pobre en minerales y vitaminas, difícil de digerir y muy mala para los dientes y las encías’ (de ahí que los humanos acabamos sin dentadura y el resto de animales salvajes, no). Por la otra, 'la acumulación de excedentes no se tradujo en una dieta más sana, sino que dio lugar a explosiones demográficas y a unas élites privilegiadas'. El hecho de sustituir los cereales por la proteína y la grasa animal fue de la mano de una vida más difícil (más horas dedicadas a conseguir alimento), de una disminución de la esperanza de vida y de una insatisfacción generalizada (una sociedad más infeliz). Desgraciadamente, cuando nos dimos cuenta de la gravedad del asunto ya era demasiado tarde para volver a la antigua vida de cazadores-recolectores, donde estábamos más satisfechos y donde se ha demostrado que incluso nuestro cerebro era también mayor. Sin embargo, los científicos y nutricionistas occidentales nos ofrecen hoy dos posibilidades para sentirnos más saludables y con la energía de un humano de antes de la revolución agrícola: la alimentación paleolítica y la alimentación keto, así como un hábito complementario a estas dos maneras de alimentarse: el ayuno intermitente.

Los carbohidratos son los principales responsables de nuestras caries / Foto: BQDC

Los carbohidratos son los principales responsables de nuestras caries / Foto: BQDC

Resulta paradójico observar como una individuo que basa su alimentación en grasas saludables no engorda, sino que recupera el tipo y disfruta de una calidad de vida incomparable

Alimentación paleolítica

Empecemos por explicar de manera muy sinóptica la alimentación paleolítica. Según el doctor Julio Montero, presidente de la Sociedad Argentina de Obesidad y autor del libro 'Alimentación paleolítica en el siglo XXI', este tipo de alimentación evoca la manera con la que los cazadores y recolectores se alimentaban y se caracteriza por ingerir tejidos biológicos, es decir, alimentos vivos o que han sido vivos en algún momento (huevos, pescado, fruta, setas, frutos secos, carne, tubérculos, verduras, miel ...), excluyendo así cualquier alimento procesado o alimento posterior a la revolución agrícola (cereales, legumbres, lácteos, aceites, carbohidratos procesados ​​o bebidas alcohólicas). Tal como explica el Dr. Montero, nuestros genes, con todas sus derivaciones hormonales y sensoriales, son el producto evolutivo de los alimentos, valga la redundancia, naturalmente presentes en la naturaleza. Cuando no nos alimentamos con estos tejidos (esto incluye desde un producto de bollería industrial a una hogaza de pan de masa madre) atentamos contra esta armonía original y esto tiene unas consecuencias nefastas para nosotros: enfermedades neurodegenerativas (ya se habla del Alzheimer como diabetes del tipo 3), patologías osteoarticulares y alteraciones psicológicas (problemas de sueño, depresiones, estrés, falta de concentración). En definitiva, y en conexión directa con los postulados de Noah Harari, cualquier realidad alimentaria que no atienda a la realidad de nuestro cuerpo, es un fraude desde el punto de vista de la salud y de la conducta.

Cerebro de un individuo sano (izquierda) y cerebro de un individuo con alzhéimer (derecha) / Foto: Reddit

Cerebro de un individuo sano (izquierda) y cerebro de un individuo con alzheimer (dreta)/ Foto: Reddit

Que la mayoría de la población adulta viva polimedicada es una consecuencia del mayor fraude de la historia

Alimentación keto

A diferencia de la alimentación paleolítica, el origen de la alimentación keto es mucho más reciente. El término 'dieta cetogénica' fue establecido por el Doctor norteamericano Rossell Wilder en 1921, en referencia a sustituir la glucosa por las cetonas como principal fuente de combustible de nuestro cuerpo. De este modo, eliminando de nuestra alimentación cualquier fuente directa o indirecta de glucosa, que es el azúcar o carbohidrato más elemental que existe, forzamos nuestro cerebro a alimentarse de cetonas (se producen en el hígado a partir de las grasas), que es básicamente de lo que nos alimentábamos cuando éramos cazadores-recolectores. Lo primero que llama la atención de esta alimentación es la incompatibilidad con la fruta y los tubérculos (la primera por ser rica en fructosa, y los segundos por ser ricos en almidón), así como la posibilidad de ingerir alimentos procesados ​​(de hecho, existe una industria fascinante de procesados ​​keto). En la práctica, una persona que siga esta alimentación ingerirá proteínas (huevos, carne, pescado, y derivados proteicos a base de vegetales), verduras y fibras vegetales, pero sobre todo grasas (mantequilla, queso, aceite de oliva o de coco, aguacates, salmón, pescado azul, frutos secos, huevos). Resulta paradójico observar como un individuo que basa su alimentación en grasas saludables no engorda, sino que recupera el tipo y disfruta de una calidad de vida incomparable a los que seguimos la famosa pirámide de la alimentación (la representación gráfica del fraude más grande de la historia) bajo la forma de la dieta mediterránea. Sobre el vino y la dieta cetogénica, cabe decir que sus parroquianos también pueden consumirlo siempre que no tenga azúcar residual. No obstante, se recomienda beberlo con moderación para que el alcohol inhibe temporalmente la producción de cetonas en el hígado.

Comer ultra procesado apto para la alimentación keto / foto: Mancrates

Comida ultra procesada apta para la alimentación keto / Foto: Mancrates

Atendiendo al funcionamiento del sistema de recompensa de nuestro cerebro, es muy probable que estés enganchado a las harinas y azúcares procesados

Adictos a los carbohidratos procesados

El tercer elemento de este artículo que ya tildarás de teoría distópica de la conspiración, es el ayuno intermitente. Cuando dejas de comer durante un mínimo de 12 horas (idealmente 16), se desencadenan una serie de reacciones metabólicas (se regula la glucemia, los triglicéridos y el colesterol) con unas consecuencias muy beneficiosas para las células y los órganos, pero también por el estado de ánimo, la cognición o el sueño. A diferencia de la alimentación paleolítica o cetogénica, el ayuno intermitente es algo más accesible, con resultados apreciables a corto plazo y que puedes poner en práctica hoy mismo. Si te decides a implementar alguna de estas propuestas, infórmate con profundidad y resuelve las dudas que te puedan aparecer con un especialista. Al final, esto no se trata de vivir para siempre, sino de vivir con salud, entusiasmo y vitalidad. Y que la mayoría de la población adulta viva polimedicada es una consecuencia del mayor fraude de la historia; un fraude que, si damos un vistazo a los mercados de valores, solo beneficia a los de siempre. Voy terminando; Atendiendo al funcionamiento del sistema de recompensa de nuestro cerebro, es muy probable que estés enganchado a las harinas y azúcares procesados ​​de los panes, pastas, pizzas y dulces. Si te cuesta imaginar una vida sin estos alimentos; si la ves absurda, vacua y sin sentido, un consejo: dale una vuelta al asunto, tal vez tienes una adición. Por otra parte, también puedes seguir acariciándote los michelines, y hacerte al despistado ante el clamor científico en contra del exceso de carbohidratos procesados ​​y a favor del ayuno intermitente.

Comer o no comer pan, esta es la cuestión / foto: Vicky Ng

Comer o no comer pan, esa es la cuestión / Foto: Vicky Ng