Una antigua fábrica de chocolate de la Bisbal d'Empordà ha llamado la atención del prestigioso medio económico Wall Street Journal, que le ha dedicado un artículo destacado en la portada. Esta chocolatera, de 200 años de antigüedad, ya no está operativa y ha sido reconvertida con un nuevo uso, pero mantiene detalles originales, como la tradicional volta catalana.

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El diario norteamericano ha hablado sobre esta fábrica de chocolate que ahora se ha renovado para convertirse en la segunda residencia de Dirk Ruttens, un estadounidense enamorado de la arquitectura industrial. Según recoge Rac 1, Ruttens la ha reformado, aunque ha conservado algunos espacios de la construcción original, y detalles como las baldosas del suelo o las paredes de ladrillo. Bajo el título 'Una fábrica de chocolate abandonado tiene una dulce sorpresa: una elegante casa de vacaciones', el Wall Street Journal explica todo el proceso que ha vivido la antigua nave para transformarse en un espacio donde "acoger familiares y amigos".

Una antigua fábrica de chocolate reconvertido

Así, el medio recoge el testimonio de Ruttens, que vive en una localidad próxima a Bruselas, y narra el proceso de adquisición de la fábrica de chocolate. El estadounidense, interesando en este tipo de espacios, buscaba posibles inmuebles para comprar y restaurar. A pesar de fijarse en esta nave de la Bisbal d'Empordà, en un principio la descartó por el elevado precio, que superaba los 600.000 euros. Más adelante, vio que se había rebajado hasta 330.000 euros y decidió dar el paso de adquirirla.

Ruttens continuó con sus planes y renovó la fábrica para convertirla en una casa de vacaciones, en colaboración con los arquitectos barceloneses Anna y Eugeni Bach. En las imágenes se puede ver el estado actual de este inmueble, con las características típicas de una nave. La fotografía principal del artículo muestra una cocina, con una mesa gigante, que da directamente a la piscina de la casa. A pesar de la reforma, se puede apreciar un techo con volta catalana y unas salidas al exterior, típicas de una nave industrial.

"Quería un hogar aquí porque me gusta la comida, la cultura y el clima de Catalunya, que no es tan calurosa como en otros lugares de España", ha argumentado el propietario de la casa, que invirtió más de 650.000 euros en reformar la fábrica de la Bisbal d'Empordà. Según ha explicado al Wall Street Journal, la mejor parte de la casa es una cocina exterior, construida donde antes se encontraba una antigua despensa. De hecho, en las paredes, ha optado por exponer piezas de maquinaria original de fábrica del chocolate, manteniendo la esencia.