Piña verde de pino, bellota, endrina, tapaculo y cereza de madroño: estos son los 5 recursos del bosque que el proyecto Plantes Oblidades utiliza para elaborar una treintena de productos alimenticios. Con el objetivo de generar bioeconomía en torno al aprovechamiento de recursos alimentarios forestales, Plantes Oblidades pone en venta alimentos singulares y de proximidad en diferentes comarcas repartidas por toda Catalunya. Un proyecto impulsado por el Col·lectiu Eixarcolant, Sambucus Cooperativa y la Fundación Emys, con la colaboración de la Universidad de Barcelona y la Red para la Conservación de la Naturaleza y financiado por la Fundación Biodiversidad con fondos europeos Next Generation.
Recursos de los bosques catalanes
Durante el 2024, el Proyecto Plantes Oblidades puso en marcha un modelo de gestión forestal sostenible en 14 fincas del país. Ahora, un año después, estas fincas han dado frutos y se han recolectado los diferentes alimentos que han servido para elaborar una treintena de productos alimenticios únicos. Yogur con dulce de madroño, queso de oveja tierna con cerezas de madroño, ketchup de endrina o 'crackers' de tapaculo son solo algunos ejemplos de todos los productos que se han elaborado. El objetivo del proyecto, según explica Anna Fernández, una de las coordinadoras del proyecto, a ACN, es "dar valor a los frutos forestales" y que eso "repercuta en una gestión sostenible del territorio y genere bioeconomía". Por su parte, Valeria de Luca, coordinadora de I+D de la iniciativa, afirma que el proyecto pretende "introducir sabores nuevos, pero que vale mucho la pena probar, al día a día de las personas".
Los productos se han distribuido en una red de 20 puntos de venta repartidos por 13 comarcas catalanas

Los productos se han distribuido en una red de 20 puntos de venta repartidos por 13 comarcas catalanas entre las cuales hay el Baix Camp, el Urgell, el Vallès Oriental y Occidental, el Maresme, el Barcelonès, la Cerdanya, el Alt Penedès, Osona, Anoia, el Gironès, el Montsià y el Solsonès.
Un proyecto sostenible
Fernández ha explicado que los frutos que han escogido sí que se utilizan en algunos casos para el autoconsumo, pero no había ninguna iniciativa que los utilizara a una escala mayor. Cree que, entre otros motivos, el abandono de los bosques o el hecho de que no sean frutos "muy productivos y atrayentes comercialmente" han hecho que estas especies hayan quedado olvidadas. Además, explica que algunas de las especies como el tapaculo son "difíciles de procesar, ya que hay que sacar las semillas y procesar la pulpa." Otros, como la bellota, "están asociados a la pobreza porque son frutos que se habían comido durante la posguerra y, posteriormente, los suprimimos de nuestra dieta". Añade que la fase de comercialización de los productos se alargará hasta finales del 2025 y, a partir de aquí, se analizarán cuáles son los productos que han funcionado mejor y cuáles son los "más rentables" de producir y procesar. "Sabemos que no todos los productos tendrán continuidad, pero creemos que algunos sí que tienen potencial", ha expuesto.