Por Japón se han registrado los últimos días una ola de acciones antihigiénicas en cadenas de sushi, tales como lamer los filtros de las botellas de salsa de soja compartidas, cuyas grabaciones se han hecho virales y han sido bautizadas como "terrorismo de sushi". Estas acciones han sido replicadas por otros jóvenes japoneses y han puesto entre la espada y la pared las cadenas y los restaurantes de sushi, que quieren volver a atraer a los clientes que ahora se muestran reticentes después de que se viralicen imágenes como la de un adolescente lamiendo bordes de tazas antes de volver a ponerlas en los estantes.

El que se podrían ver como gamberradas han acabado en detenciones. Concretamente, se han detenido tres jóvenes. Se trata de Ryoga Yoshino, de 21 años, un joven de 19 años y otra de 15, cuyas identidades no han sido reveladas, al ser menores en ojos de la ley japonesa, segundos detalles dados por las autoridades niponas y recogidos por los medios locales.

Las autoridades determinaron que Yoshino era una de las personas que aparecen en vídeos virales lamiendo una de las botellas de salsa de soja que se comparten habitualmente entre sucesivos clientes en un kaiten sushi, los restaurantes con cinta transportadora de sushi de origen japonés. Yoshino y sus dos acompañantes grabaron y compartieron el vídeo en internet, que se suma a una serie de actos similares llevados a cabo en establecimientos de este tipo desde principios de año.

La policía efectuó las detenciones porque considera que el comportamiento de los jóvenes constituye una obstrucción comercial, según el Código Penal. Todos los implicados han reconocido su responsabilidad.

Dificultades al negocio

Lo que es un tipo en broma o reto viral está afectado los operadores de estos restaurantes, algunos de los cuales se han decidido a emprender acciones legales contra los jóvenes involucrados. Los vídeos, habitualmente de corta dirección y grabados con teléfonos móviles, muestran desde personas chupando las mencionadas botellas de salsa de soja, palillo o tazas de té antes de devolverlos a su almacenaje, a personas contaminando los pedidos de otros clientes que viajan a las cintas con elementos externos. Todo se traduce en desconfianza y rechazo por parte de la clientela que prefiere no jugársela e ir a otros locales.

La situación está llegando a unos extremos en qué el modelo de restaurante de kaiten sushi, en especial con respecto a las grandes cadenas, podría acabarse. Según recoge elDiario.es, Choshimaru, que opera en el área metropolitana de Tokio, ha anunciado que pondrá fin a las cintas transportadoras. Unas semanas antes, Sushiro, líder del mercado, dijo que su sushi se entregaría únicamente a través de una "vía expreso" a los clientes que hicieran los pedidos mediante dispositivos de pantalla táctil, cosa que dificultaría que otros comensales manipularan los alimentos. Además, otra cadena, Kura Sushi, utilizará pronto cámaras para controlar a los clientes equipadas con inteligencia artificial.