El calabacín es una de las hortalizas más versátiles de nuestra cocina, protagonista de recetas ligeras y saludables durante todo el año. Sin embargo, a pesar de su aparente simplicidad, hay un error común que muchas personas cometen al prepararlo, y que puede convertirlo en un alimento indigesto. Este fallo, que suele pasar desapercibido, no solo afecta al sabor y la textura del plato final, sino que también influye en cómo lo digiere nuestro organismo. Y lo peor es que es tan fácil de evitar como poco conocido por la gran mayoría de nosotros.

El error habitual con el calabacín que lo hace indigestible

Ese error consiste en no pelar ni despepitar el calabacín cuando está demasiado maduro. Aunque esta hortaliza suele consumirse con piel y semillas incluidas, hay un detalle crucial que muchos ignoran: cuando el calabacín no es joven, es decir, cuando ha crecido demasiado y ya tiene varios días, su piel se vuelve más gruesa y sus semillas aumentan de tamaño, lo que puede dificultar su digestión. Estas partes, sobre todo si no están bien cocinadas, pueden causar molestias estomacales, hinchazón o sensación de pesadez tras las comidas.

El calabacín tiene múltiples beneficios / Foto: Unsplash
El calabacín tiene múltiples beneficios / Foto: Unsplash

Para evitar este problema, lo ideal es elegir calabacines pequeños y firmes, de piel brillante y sin manchas, que es cuando tienen la textura más tierna y la proporción justa de agua y fibra. Si ya has comprado uno grande o con signos de maduración, basta con pelarlo y, si es necesario, retirar el centro con una cuchara para quitar las semillas más duras. Este sencillo gesto hace que el calabacín se digiera mucho mejor y que el plato final tenga una textura más fina y agradable.

Otra recomendación es cocinarlo adecuadamente. Aunque el calabacín crudo puede comerse en ensaladas o carpaccios, muchas personas lo toleran mejor cocinado, ya que el calor rompe algunas de sus fibras y lo hace más suave para el estómago. Al vapor, salteado, al horno o en cremas, sus propiedades nutricionales se mantienen intactas y se potencian sus beneficios digestivos.

Preparación del calabacín / Foto: Unsplash
Preparación del calabacín / Foto: Unsplash

El calabacín es bajo en calorías, rico en agua y una buena fuente de fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el potasio y el magnesio. Pero para disfrutar de todos sus beneficios, es fundamental tener en cuenta su grado de madurez y adaptar su preparación. La próxima vez que cocines calabacín, fíjate bien en su tamaño y textura: con un par de gestos, puede pasar de ser pesado e indigesto a convertirse en el acompañamiento perfecto y saludable.

Este artículo ha sido elaborado con la ayuda de ChatGPT y supervisado por un periodista de Elnacional.cat.