La cosecha de la DO Empordà ha disminuido un 7,79% con respecto a la media de la última década. En concreto, se ha pasado de recolectar una media anual de 8.634.472 kilos de uva entre el 2010 y el 2021, a producir 7.961.763 en el 2022. Teniendo en cuenta la cosecha del año anterior, cuando se obtuvieron 8.299.949 kilos, ha caído un 4,07%. Las causas principales de la bajada de producción han sido la sequía, que ha provocado estrés hídrico en las cepas, y los destrozos de animales salvajes como jabalíes y corzos cuando entran en las fincas. El presidente de la Comisión Técnica del Consejo Regulador de la DO Empordà, Antoni Roig, defiende que la uva obtenida es de "muy buena calidad" porque "los granos son pequeños y más concentrados".

La sequía extrema, la causa principal

El descenso, tanto de este año como del año pasado, está motivado principalmente por la sequía extrema vivida los dos últimos años, que ha provocado que los granos de uvas hayan sido más pequeños de lo habitual. Para combatirla, desde la DO Empordà se está haciendo una "apuesta decidida" para aumentar la superficie plantada de cepas de variedades tradicionales de la zona, como es el caso de la garnacha, que además soporta mejor el estrés hídrico. Por eso, aunque la producción general de uva ha bajado este 2022, se han recogido más kilos de garnacha: un 26,24% de blanca, un 19,76% más de la variedad negra, un 5,91% más de la roja y un 5,45% más de garnacha peluda. Todo esto, con respecto al 2021.

Uva recogida en una viña de Capmany / Foto: Gemma Tubert
Uva recogida en una viña de Capmany / Foto: Gemma Tubert

Destrozos fruto de animales salvajes

Otro factor que también ha propiciado el descenso de la producción ha sido la acción de los jabalíes, que "siguen provocando muchos destrozos en las fincas que no están protegidas para vallas o pastores eléctricos, y también los corzos", señala Roig. Estos segundos se suman a los destrozos de otros años. Por eso los vinicultores alertan de que son "más difíciles de parar", porque saltan las vallas. Antoni Roig admite que el control de la población de jabalí es "complejo", así como detener la acción animal en las fincas. Y añade que, de momento, la única opción para tratar de pararlos es cerrar las viñas. También reconoce que la administración, a quien piden apoyo, "está comprometida en buscar soluciones".

El 2022, una buena añada

Serán unos vinos aromáticos, frescos y de muy buena calidad

Según detalla Roig, "la única parte positiva de la sequía es que la vendimia de este año se ha caracterizado por el buen estado sanitario de las viñas". Eso es porque "la falta de lluvias y humedad ha evitado la aparición de hongos y que se desarrollaran las enfermedades habituales en la viña". Un hecho que ha propiciado que las uvas entraran muy sanas en las bodegas. Eso hace pensar a los vinicultores que la del 2022 será una buena añada. "Serán unos vinos aromáticos, frescos y de muy buena calidad", detalla el presidente de la Comisión Técnica del Consejo Regulador. En cifras globales, la producción de variedades negras de la DO Empordà ha caído un 4,26% con respecto al 2021 y un 14,32% con respecto a la media de la última década. Si entre el 2010 y el 2021 se recogió una media anual de 6.400.884 kilos de uva en la zona; y en el 2021, 5.727.769; este 2022 se han recogido 5.483.983. Con respecto a las variedades blancas, que representan un 31% de la cosecha global, se han recogido un 3,67% menos que el año pasado, pero un 10,93% más que la última década, cuando se produjeron 2.233.588.