Por mucho que te esfuerces por hablar un catalán esmerado, siempre hay algunas palabras que se cuelan sin pedir permiso. Son palabras que has dicho toda la vida, que te han dicho en casa, que has escuchado en el trabajo o en el autobús… y que, mira por dónde, no son genuinamente catalanas. Nos referimos a aquellos castellanismos disimulados, tan arraigados que ni los detectamos. En La Tumbona de El Nacional.cat hacemos un repaso de cinco palabras que quizás no sabías que eran castellanismos. ¿Vamos a ello?

1. Tonto

"Tonto del cul", "no siguis tonto", "quina cosa més tonta"… Expresiones que muchos catalanes decimos sin pensarlo dos veces. Pero la palabra tonto no es catalana. ¿Lo sabías? La forma correcta sería babau, beneit o ximple, según lo fino que quieras ponerte. Quizás no suena igual de contundente, pero si quieres hablar catalán correctamente, habrá que ir diciendo adiós al tonto.

2. Balda

¿Al armario le falta una balda? ¿O quizás se ha caído la balda de la estantería? En catalán, eso que aguanta libros y que normalmente se cuelga en la pared, se llama prestatge. Balda viene directamente del castellano y, además, puede provocar confusiones (en catalán, una balda es una especie de bisagra o cierre metálico).

3. Rato

Decir "un rato" es tan habitual que casi nadie sospecha que no es catalán. Es un castellanismo que se ha colado en conversaciones informales: "Tornem d’aquí un rato", "He estat amb ella un rato". Pero en catalán genuino, no decimos rato, sino estona. Es una forma bien catalana y natural que expresa exactamente lo mismo. Así que nada de "espera’t un rato"… digamos: "espera’t una estona".

4. Làmpara

Este es un castellanismo que se oye mucho. Pero resulta que no es correcto en catalán, sino que debe decirse de tres formas distintas, según su significado: el más común, llum (el aparato que sirve para iluminar, que puede ser de techo, de escritorio…); làmpada (nombre más técnico utilizado para dispositivos emisores de luz), o llàntia (lámpara que contiene un depósito de líquido combustible, como la lámpara de Aladino).

5. Bolso

Es una palabra que oímos a todas horas: "On és el bolso?", "Agafa el bolso, que marxem". Pero en catalán no tenemos bolso, sino que la palabra correcta es bossa. Tanto si es de mano, de ropa o de piel, bossa es la forma que recoge el diccionario. De hecho, bolso no solo es un castellanismo, sino que a menudo nos hace olvidar que bossa ya cubre perfectamente todos los sentidos. Así que la próxima vez que pierdas "les claus dins del bolso", recuerda que en realidad estás buscando "les claus dins de la bossa".

No te flageles… ¡pero vigila!

La gracia del catalán es que está vivo, pero también que es nuestro. Y, como todas las lenguas, está expuesto a influencias. Pero si quieres hablarlo bien y mantenerlo bien vivo, estar al corriente de estos "intrusos habituales" es un paso.