Tal día como hoy del año 1812, hace 201 años, en Quartell (Camp de Morvedre, País Valencià), nacía Josep Polo de Bernabé i Borràs, que, pasados unos años, sería el introductor del cultivo y primer comercializador de la mandarina en la península Ibérica, más concretamente en el País Valencià y en Catalunya. Polo de Bernabé era propietario de grandes extensiones de terreno de cultivo en las comarcas valencianas de la Plana Baixa (en los términos municipales de Vila-real y de Borriana) y del Alt Maestrat (en los términos municipales de Vistabella y de Atzeneta), que había heredado de su padre, Josep Maria Polo de Bernabé i Mundina, y que sumaban una extensión de 3.000 jornales de tierra cultivable (unas 1.600 hectáreas).

Polo de Bernabé era un entusiasta de las innovaciones tecnológicas aplicadas a los cultivos para mejorar los rendimientos de la producción agraria. Y arrancó los tradicionales cultivos de sus propiedades en la Plana Baixa (viñas y olivos) y los sustituyó por la mandarina (1856). Polo de Bernabé introdujo este cultivo con injertos y con árboles procedentes de las plantaciones de mandarinas de la Provenza (Niza, Toulon), de la Liguria (Génova, San Remo) y de Sicilia (Palermo, Trapani). Aquella iniciativa culminaría con éxito y pasados unos años (décadas de 1860 y 1870), la producción de mandarina valenciana de Polo de Bernabé llegaría a los principales mercados internacionales (París, Londres, Ginebra, Hamburgo) con su marca patentada, la primera de la península Ibérica.

El cultivo, producción y comercialización de la mandarina, que se sumó a la expansión de la producción y comercialización de la naranja, representó un antes y un después para la economía del País Valencià. La exportación de la mandarina, junto con la de la naranja, se tradujo en una acumulación de capitales que transportaría la economía valenciana hacia la modernidad (ampliación de puertos, creación de bancas agrarias locales y comarcales, estímulo de varios sectores económicos relacionados con la actividad exportadora). El mismo Polo de Bernabé, que exportaba buena parte de su producción a través del puerto de Vinaròs, sería el que introduciría el cultivo de la mandarina en las comarcas catalanas del Montsià y del Baix Ebre.