Tal día como hoy del año 2005, hace 12 años, el Congreso de los Diputados —la Cámara Baja de las Cortes españolas— aprobaba la admisión a trámite del nuevo Estatuto de Autonomía para Catalunya, con el apoyo tanto del partido del gobierno español, el PSOE, como de todos los grupos políticos parlamentarios presentes en el hemiciclo, a excepción del Partido Popular, que votó en contra. En el transcurso del mismo día, el Partido Popular presentaría un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional español, que decretaría la suspensión cautelar del nuevo Estatuto hasta que, pasados cinco años (2010), fallaría definitivamente recortándolo de una manera sustancial.

La mayoría de analistas políticos internacionales coinciden en que aquel día el Partido Popular encendió la mecha del conflicto contemporáneo entre Catalunya y España. Poco después, el Partido Popular, entonces en la oposición, promovería, por todo el territorio del Estado español, como una estrategia de presión al TC, una iniciativa ciudadana de recogida de firmas contra la aprobación de un Estatuto que, previamente, había sido consensuado por todas las fuerzas políticas catalanas —excepto el PP—, aprobado por el Parlament de Catalunya, refrendado democráticamente por la ciudadanía de Catalunya y aprobado por las dos cámaras de las Cortes españolas.

Los mismos analistas políticos internacionales coinciden en que aquella maniobra concebida en clave electoral —que tenía que conducir al PP de nuevo al poder— se reveló como una gran palanca que ensancharía la grieta entre Catalunya y España, hasta convertirla en un boquete de grandes dimensiones. Las históricas manifestaciones cívicas y reivindicativas celebradas entre 2010 y la actualidad, los comicios del 27-S y el referéndum del 1-O revelarían y avalarían, respectivamente, que una buena parte de la sociedad catalana, en torno al 50%, abandonaba el estadio autonomista y postulaba la independencia como el único horizonte posible para ejercer el autogobierno de Catalunya en plenitud.

Imagen principal: Lámina conmemorativa del Estatuto del 2006 / Enciclopèdia Catalana