Tal día como hoy del año 1290, hace 735 años, en Barcelona, moría Maria de Cervelló, que siglos más tarde (1692) la Iglesia católica canonizaría como santa Maria dels Socors y el Consell de Cent proclamaría copatrona de Barcelona (junto con Santa Eulàlia y Santa Madrona) y protectora de la ciudad (por la intensa labor que había desplegado de redención de cautivos cristianos secuestrados por los musulmanes). Maria de Cervelló había nacido en Barcelona en 1230, en una de las familias del estamento nobiliario más importantes de la ciudad (los barones de Cervelló, originarios del viejo condado de Osona y descendientes del linaje Gurb, muy próximo a la casa condal de Barcelona).
Desde muy pequeña estuvo relacionada con la orden de los Mercedarios. Durante su infancia fue educada por fray Bernat de Corbera, primer sacerdote de la orden de la Mercè. En 1248 —con 18 años— se implicó con la orden, pero no profesaría más tarde. En 1260, cuando tenía 30 años, murió su padre y convenció a su madre para vender todo el patrimonio familiar y donar las ganancias a los padres mercedarios, para la redención de cautivos. A partir de ese momento, la familia Cervelló —la viuda y las dos hijas— pasarían a vivir muy modestamente en una casa de la calle Ample de Barcelona.
Cuando tenía 35 años, murió su madre y decidió profesar (25 de marzo de 1265). Aquel mismo año, obtendría la autorización del Capítulo General de la orden (Lleida, 1265) para crear la rama femenina de los Mercedarios y fundaría —junto con Eulàlia de Pinós e Isabel de Bertí— el convento de la orden de las Hermanas Mercedarias, actualmente desaparecida, que se ubicó entre el actual paseo de Colom y las históricas calles de en Boltres, de la Mercè y de Simó Oller. Este convento fue desamortizado y confiscado por el Estado español (1835) y sobre su antiguo solar se construyó la Capitanía General de la Cuarta Región Militar.