Tal día como hoy del año 1828, hace 195 años, en Barcelona; moría el médico, físico, ingeniero y meteorólogo Francesc Salvà i Campillo; que había sido el inventor más prolífico de la etapa de la Ilustración catalana (siglo XVIII). De hecho, algunas voces consideran Salvà como la figura más relevante de este movimiento académico y científico en Catalunya. Salvà (Barcelona, 1751 – 1828); había estudiado medicina en las universidades de València, de Huesca y de Tolosa de Languedoc; y en la Academia de Medicina Práctica de Barcelona, de la Junta de Comercio (en la Casa de la Llotja).

Salvà fue el coinventor de una máquina para el tratamiento del cáñamo y el lino (1784); fue el primero, en la península ibérica, que elevó globos aerostáticos (1784) y el primero en la creación de registros meteorológicos (finales del siglo XVIII y principios del XIX); ideó un medio de transporte que se desplazaba por carriles (finales del siglo XVIII); fue un precursor de la navegación submarina, con el diseño de un barco-pez muy rudimentario pero que se anticipaba medio siglo al Ictineo de Monturiol (1800); e inventó varios métodos de conservación de alimentos (siglo XIX).

Pero la aportación más destacada de Salvà al mundo de la ciencia fue el prototipo de telégrafo eléctrico (1791), destinado a sustituir el telégrafo óptico, y que serviría de inspiración a Marconi para presentar el modelo definitivo. Las pruebas del prototipo de Salvà se llevaron a cabo en su casa de la calle Petritxol en Barcelona. Salvà propuso unir Barcelona y Palma con su telégrafo eléctrico; pero poco después fue arrestado por las autoridades españolas (1800), acusado de simpatizar con las ideas revolucionarias y republicanas francesas, y el proyecto quedó en el olvido. Murió unos años después (1828) y en su testamento, redactado en catalán, legaba su cuerpo a la ciencia.