Tal día como hoy del año 1838, hace 183 años, el gobierno liberal español presidido por Bernardino Fernández de Velasco y López-Pacheco (Madrid, 1783 – 1851) ―y bajo la regencia de María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII― promulgaba el primer reglamento de enseñanza de la historia española, que sería de obligada aplicación en todas las escuelas del sistema público y privado de enseñanza primaria del Reino de España y de sus colonias. Se da la circunstancia que el presidente español que firmó aquel reglamento era descendente directo del segundo virrey borbónico en Catalunya Francisco Fernández de Velasco y Tovar (Madrid, 1649 – Sevilla, 1716), que había sido quien había fabricado el conflicto político y fiscal entre las instituciones catalanas y Felipe V, y que desembocaría en la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715).
Aquel reglamento colgaba de la ley de instrucción primaria, promulgada el 21 de julio anterior, denominada reforma Someruelos ―por ministro de gobernación Joaquín José Muro Vidaurreta, marqués de Someruelos (Logroño, 1797 – Madrid, 1859)―, que tenía que ser la impulsora del primer sistema público de enseñanza de la historia española y que había sido redactada por Pablo Montesinos Cáceres (Zamora, 1781 – Madrid, 1849) y Antonio Gil Zárate (El Escorial, 1793 – Madrid, 1861). Aquel reglamento prohibía el uso del catalán en las escuelas públicas y primarias de los territorios de los Països Catalans, no tan sólo en la docencia, sino que también se daban instrucciones para perseguir y castigar a los profesores y los alumnos que utilizaran el catalán, tanto a la hora de impartir y recibir la enseñanza, como en conversaciones informales en el aula o en el patio.
En el momento en que se promulgó aquel reglamento, más del 50% de la población de los territorios de los Països Catalans era analfabeta y más del 90% desconocía totalmente el castellano y tan sólo tenía competencia lingüística en catalán. En el conjunto del reino español, en aquel mismo momento, la tasa de analfabetismo era del 70%. El gobierno liberal de la época presentó aquella ley y aquel reglamento ―claramente inspirados en el sistema de enseñanza francesa de la época― como un instrumento absolutamente necesario para rescatar la población de la tiniebla, de la ignorancia, de la incultura, de la rusticidad y de la blasfemia, contravalores que aquel mismo gobierno, la Corona y el conjunto de la socioideología liberal ―de clarísimo perfil nacionalista español― asociaban a las lenguas catalana, aragonesa, vasca, asturiana y gallega.
Imagen principal: María Cristina de Borbón / Fuente: La Ilustración Española y Americana