Israel ha ordenado la evacuación inmediata de la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza, como paso previo a un ataque militar que califica de “sin precedentes”. Mientras la comunidad internacional —incluyendo países como el Canadá y varios estados europeos— amenaza con “acciones concretas” si Israel no reduce la ofensiva, Washington mantiene públicamente su apoyo a Tel Aviv. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., James Hewitt, declaró a The Guardian que Hamás es el único responsable del conflicto para rechazar reiteradas propuestas de alto el fuego.

A pesar de la catástrofe humanitaria creciente, con más de 53.000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza, y el riesgo inminente de hambre generalizada, según la OMS, el apoyo institucional norteamericano a Israel se mantiene firme. El Congreso de EE.UU. —tanto demócratas como republicanos— ha mostrado poco interés en oponerse activamente a la ofensiva israelí. Recientemente, una treintena de congresistas participaron en un vídeo promocionado por el influyente lobby proisraelí AIPAC para celebrar el 77.º aniversario de Israel, mientras líderes políticos como Andrew Cuomo agitaban la bandera israelí en desfiles en Nueva York.

Este apoyo contrasta con el cambio de opinión pública en EE.UU.: según una encuesta de Gallup de marzo, el apoyo a Israel ha caído al 46% —la cifra más baja en 25 años— y la simpatía hacia los palestinos ha alcanzado el 33%, una cifra récord. Entre los demócratas, la simpatía por los palestinos triplica la de los israelíes.

La inacción política de EE.UU.

Senadores como Bernie Sanders han señalado la enorme influencia de los grupos de presión como AIPAC como causa de la inacción política. Sanders criticó la campaña de 14,5 millones de dólares de AIPAC contra el congresista Jamaal Bowman, que había acusado a Israel de genocidio. Otras voces disidentes, como las representantes Delia Ramirez e Ilhan Omar, han denunciado con fuerza la actuación de Israel y el apoyo ciego de EE.UU., calificando la guerra de “mancha moral inconcebible”.

Mientras tanto, la administración Trump ha empezado a mostrar signos de presión hacia Israel para facilitar un alto el fuego temporal y permitir la entrada de ayuda humanitaria. Fuentes próximas a las conversaciones bilaterales afirman que EE.UU. está advirtiendo a Israel de que podrían retirar el apoyo si la guerra continúa. No obstante, los gestos como las resoluciones del Senado están llenos de simbolismo porque, a pesar de todo, no tienen fuerza legal.

Según The Guardian, el contraste entre el apoyo oficial a Israel y el rechazo creciente entre la población norteamericana revela una fractura importante entre gobernantes y ciudadanía, mientras la guerra continúa sin perspectivas inmediatas de paz.