Tal día como hoy del año 800, hace 1.221 años, en el desaparecido monasterio de San Emeterio, en la población de Taranco de Mena (Castilla y León), se redactaba el primer documento que hacía referencia a la articulación de un territorio que, más adelante, sería el condado de Castilla, dependiente de la monarquía astur-leonesa. Por este motivo se considera esta fecha como la del nacimiento de Castilla. Según buena parte de la investigación historiográfica, este territorio (situado en una zona montañosa a caballo entre las actuales comunidades de Cantabria, Castilla y León, y Euskadi) fue, inicialmente, denominado Bardulia y no sería hasta pasado más de un siglo que aparecerían los primeros testimonios documentales de la denominación Castilla.

Cuando se produjo este hecho, los condados pirenaicos de la Marca de Gotia (el territorio que, más adelante, se denominaría Catalunya Vella) ya hacía un mínimo de un cuarto de siglo que estaban articulados política y militarmente. Entre el 759 y el 785 (décadas antes del documento fundacional de Taranco) los ejércitos de la monarquía carolingia habían ocupado, creado, organizado y repoblado los condados de Rosselló, Cerdanya, Urgell, Besalú, Girona y Empúries. Y el año 801 (coincidiendo con el documento primigenio de Taranco), los ejércitos carolingios de Luis el Piadoso (el hijo de Carlomagno) entraban en Barcelona y convertían la ciudad en capital de su distrito condal y de la Marca de Gótia (los territorios de los actuales Languedoc y Catalunya Vieja).

El territorio de Bardulia fue organizado política y militarmente como un distrito de la monarquía astur-leonesa. Según la investigación historiográfica, en aquel momento, el territorio ya tenía un poblamiento mínimo de origen vasco que habría colonizado la comarca durante la época oscura y de desgobierno de la monarquía visigótica (siglos VI y VII). Las fuentes revelan que, una vez ocupado militarmente el territorio por la monarquía astur-leonesa (790-800), la cancillería de Oviedo reforzó aquel poblamiento con nuevos contingentes de población vasca procedentes de los territorios navarros de Vizcaya; y, por lo tanto, la lengua vasca fue el elemento cultural primigenio de Castilla. Fue de uso habitual entre las clases populares del territorio hasta finales de la edad media (siglos XIV y XV).