Tal día como hoy del año 1863, hace 156 años, la congregación religiosa de las Hermanitas de los Pobres, dedicada a la asistencia de los ancianos necesitados, abría en Barcelona su primera casa en Catalunya y en la península Ibérica. Aquel primer establecimiento, actualmente desaparecido, fue situado en la calle de la Canuda (en el barrio Gòtic). Sólo cinco años más tarde (1868) abrirían en Reus ―entonces la segunda ciudad y segundo centro fabril del país― su segunda casa en Catalunya y en la península Ibérica. Posteriormente, el año 1881, el espacio de aquel primer establecimiento se revelaría insuficiente y, después de una intensa campaña de recogida de limosnas, se construiría un nuevo centro en el Eixample de Barcelona, que ocuparía la mitad de la isla formada por las calles Consell de Cent, Viladomat, Diputació y Comte Borrell.

Las Hermanitas de los Pobres habían sido creadas el año 1839 por la religiosa bretona Jeanne Jugan (1792-1879), y el primer centro fue situado en su propia casa, en el pueblo de Saint-Servant, en Bretaña (Francia). Su primera acogida fue Anne Chauvin, una anciana viuda, pobre y ciega. Su posterior expansión, acompañada por la orden de San Juan de Dios, se dirigió principalmente hacia los grandes centros industriales de Francia. La Revolución Industrial había desplazado las bolsas de pobreza de las zonas rurales hacia las ciudades, y aquel paisaje de vulnerabilidad era especialmente visible en el segmento de población de más edad. Cuando las Hermanitas de los Pobres llegaron a Catalunya, el plano de Barcelona ―con cerca de medio millón de habitantes― era el primer centro industrial y demográfico de la península y también era la principal concentración de pobreza del país.