Tal día como hoy del año 1918, hace 99 años, en el paraninfo de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) el abogado y activista de los derechos humanos Deodoro Roca y un importante grupo de estudiantes hacían público el Manifiesto Liminar, un texto de una importancia primordial en la historia cultural argentina; y que sería la punta de lanza del proceso de reformas que transportaron el sistema universitario argentino a la modernidad. El Manifiesto Liminar denunciaba la anacrónica estructura universitaria de origen colonial, escandalosamente clasista y discriminatoria que era, en palabras de Roca, "la última cadena que les ligaba a una antigua dominación monárquica y monacal".

Deodoro Roca era bisnieto, por lado paterno, de los catalanes Felip Roca i Cathà y Esperança Folrà i Lledó –que nacieron y vivieron durante el segundo y tercer cuarto del siglo XVIII en Arenys de Munt (Maresme)–, su hijo Felix Roca i Folrà –el abuelo de Deodoro Roca-, nacido y criado en el pueblo de sus padres, se estableció en Córdoba (entonces virreinato del Río de la Plata) durante los primeros años de la liberalización del comercio con América. El abuelo Felix se casó en Argentina con una criolla de origen vasco y formó una familia que mantuvo las raíces catalanas. El padre de Deodoro Roca, Agustín Roca, casado también con una criolla de origen vasco, y él mismo eran capaces de mantener una mínima conversación en catalán.

Deodoro Roca. Córdoba (Argentina) principios del siglo XX. Calle Rivadavia. Casa solariega de los Roca argentinos. Fuente Wikimedia Commons

Casa solariega de los Roca argentinos (Córdoba principios del siglo XX)

El Manifiesto Liminar catapultó el sistema educativo argentino hacia la modernidad. No se puede explicar la incorporación de Argentina en el primer mundo –y su liderazgo cultural en el continente sudamericano– sin la aplicación de las reformas universitarias del manifiesto que formaron las élites que gobernarían el país y dirigirían las principales instituciones culturales y las empresas de los sectores más estratégicos de la economía. El capital intelectual de la reforma evitó que Argentina –a diferencia de otros países de la región– se convirtiera en un coto de las clases criollas de origen colonial. Poco después, otros países de la región adoptarían la reforma con el mismo propósito.