Tal día como hoy del año 1647, hace 370 años, los estamentos populares de la ciudad de Nápoles se rebelaban contra la dominación hispánica. En el transcurso de los días posteriores todos los estamentos sociales y económicos de la ciudad se sumarían a la revuelta, y se crearía un nuevo estatus de poder que conduciría a la proclamación de la Serenissima Repubblica di Napoli. Las causas que impulsaron la revuelta napolitana y los acontecimientos que se produjeron a continuación eran una réplica casi exacta de la revolución catalana de los Segadors, que siete años antes había conducido a la proclamación de la primera República catalana que presidiría Pau Claris.

El año 1647 la ciudad de Nápoles era la urbe más poblada de los dominios de los Habsburgo hispánicos. Con 400.000 habitantes multiplicaba por cuatro la población de València o de Sevilla –las grandes metrópolis peninsulares–. Era también una de las cinco grandes ciudades del continente, y había sido durante el siglo anterior un gran foco de cultura y de negocios. Pero la pésima gestión política y administrativa de los virreyes hispánicos –únicamente preocupados en exprimir fiscalmente el territorio– habían provocado una crisis colosal que había conducido al derrumbe de los gremios y del campesinado. En las décadas siguientes perdería la mitad de la población y quedaría condenada a una posición secundaria.

Estalla el Corpus de Sangre napolitano. Nápoles siglo XVI. Font Wikiwand

Nápoles, siglo XVI

El pescador Tommaso Aniello lideró la primera revuelta que protestaba contra la especulación y la fiscalidad sobre los alimentos básicos de las clases humildes. Las masas, como había pasado en Barcelona en 1640, incendiaron los palacios de las oligarquías colaboracionistas y se entregaron a una guerra urbana contra el aparato político y militar del virrey. Pero Aniello, a pesar de ser una persona de extracción humilde, fue capaz de transportar las reivindicaciones a las mesas de negociaciones. Moriría poco después por instigación del virrey hispánico, pero la revuelta, inicialmente de carácter social, adquiriría un cariz político anti-hispánico, como Catalunya, que conduciría a la proclamación de la República independiente de Nápoles.