Tal día como hoy del año 1940, hace 80 años, se hacía público el primer recuento de víctimas que habían dejado los aguaceros del Ter y del Tet. Las fuertes lluvias que provocaron aquella tragedia habían empezado a caer el día 15. Según los observatorios meteorológicos situados en el Pirineo oriental, se llegaron a recoger precipitaciones de 1.000 litros por metro cuadrado durante la jornada del 17; y de más de 300 l/m2 el resto de días. Estas fuertísimas lluvias provocaron una crecida de cuatro metros de los ríos Ter y Tet, y de sus afluentes, que destruirían casas y fábricas situadas en sus arenales.

El primer recuento de víctimas ya superaba las 400, contando muertos y desaparecidos. Uno de los municipios más afectados fue Torelló (Osona). Según la Agrupació d’Estudis Torellonencs, sólo en esta villa la crecida del Ter causó la muerte de 61 personas, y heridas leves o de gravedad otras 52. En aquellos momentos, Torelló era una pequeña villa de 4.800 habitantes, inmersa en el durísimo paisaje provocado por los bombardeos de la aviación franquista durante la Guerra Civil (1936-1939); y en las condiciones extremas de hambre, miseria y enfermedades de una trágica posguerra que imperaba por todas partes.

También según la Agrupació d’Estudis Torellonencs, sólo en Torelló se produjeron pérdidas económicas por valor de 18 millones de pesetas de la época (el equivalente a unos 60 millones de euros). Aquel aguacero causaría, también, importantes daños personales y materiales en Ripoll, Campdevànol, Manlleu y Roda de Ter. Las tareas de rescate y desescombro se llevarían a cabo con voluntarios de las comarcas afectadas; y, todavía, pasadas dos semanas se localizarían algunas víctimas arrastradas hasta la desembocadura del Ter. En cambio, el Gobierno se limitó a enviar prisioneros republicanos.