Tal día como hoy del año 1808, hace 215 años, en el desfiladero del Bruc (término municipal de Collbató); se producía un enfrentamiento entre el ejército francés acuartelado en Barcelona en virtud de los tratados hispanofranceses y un conglomerado formado por militares españoles y varios grupos armados locales (somatenes de Tàrrega, Manresa, y Santpedor); que se habían rebelado contra el régimen bonapartista del rey José I. Pocas semanas antes (6-8 de mayo de 1808), los reyes Carlos IV y Fernando VII habían vendido la corona española a Napoleón; que la había cedido a su hermano, pero José I, el nuevo y legítimo rey, todavía no había tomado posesión del trono de Madrid.

Según las fuentes documentales, se produjeron una serie de rebeliones populares (Lleida, Manresa, Vic) contra el nuevo régimen, atizadas por el discurso apocalíptico de las jerarquías eclesiásticas. Napoleón ordenó a Ezpeleta, capitán general de Catalunya nombrado por París, que sofocara aquellas revueltas por la fuerza. Pero una parte importante del ejército español se amotinó contra sus mandos y se unió a las partidas armadas civiles que se habían rebelado. El general Duhesme, el oficial francés de más rango en Catalunya, ordenó al capitán Schwarz reprimir los sublevados, pero cuando se dirigía hacia Manresa, fue sorprendido y derrotado en el desfiladero del Bruc.

El resultado de aquel combate no tendría ninguna trascendencia. Era una simple escaramuza que se había saldado con unas docenas de bajas para cada bando. Pero las clases populares rurales catalanas, adoctrinadas en el discurso antibonapartista de las jerarquías eclesiásticas, lo celebraron como una gran victoria, y lo divulgaron como el primer revés de Napoleón i José I en la península Ibérica. En aquel relato, se creó y alimentó la figura mítica de un niño tamborilero de Santpedor, que con la resonancia del repique del timbal con las montañas de Montserrat habría provocado el terror y la huida de los franceses.

La investigación historiográfica contemporánea ha demostrado que la figura del Tamborilero del Bruc, que sería inicialmente divulgada por el Diario de Manresa (29 de noviembre de 1808); no existió nunca. Isidre Lluçà i Casanovas, la persona que encarna aquel mito, no era un niño en el momento de la escaramuza. Había nacido en Santpedor el 11 de marzo de 1791 y cuando se produjo el combate ya tenía diecisiete años, que en aquel contexto histórico era la edad de un fadrí (un joven en edad de casarse y de formar familia). En cambio, todo apunta a que Lluçà participó en aquel combate como hombre armado. Pocos meses después moriría a causa de una afección pulmonar (6 de abril de 1809).