Tal día como hoy del año 1925, hace 100 años, un contingente de 13.000 soldados de leva españoles desembarcaba en la bahía de Alhucemas; en la costa mediterránea del actual Marruecos, a 270 kilómetros al este de Ceuta y a 140 al oeste de Melilla. Aquella operación militar fue ordenada por el régimen dictatorial del rey Alfonso XIII y del general Primo de Rivera (1923-1930/31), con el objetivo de culminar la Guerra de conquista española del Rif (1909-1927). Desde que se había iniciado aquel conflicto, el ejército español presentaba un balance decepcionante, con varias derrotas sangrantes —provocadas por oficiales ineptos guiados por el hambre de gloria personal—, que habían causado miles de víctimas entre los soldados de leva y reservistas.
Aquel operativo militar se llevó a cabo en un contexto muy especial. El régimen dictatorial español había conseguido una alianza militar con Francia para acabar con los independentistas marroquíes, liderados por Abd-el-Krim y que controlaban buena parte del territorio interior del Rif (el tercio norte del actual Marruecos). Y, por otra parte, el régimen dictatorial español, muy contestado, creaba un conflicto bélico con el propósito de promover el espíritu patriótico español y con la esperanza de cohesionar la sociedad en torno a la ideología del poder. En aquel operativo, situaron a 13.000 chicos, muchos de los cuales ya habían hecho el servicio militar obligatorio, ya se habían casado, tenían hijos y eran la única fuente de ingresos de sus familias.
Una parte muy importante de los soldados catalanes fueron agrupados en el Regimiento de Infantería del Infante número 5, y fueron desembarcados y conducidos al combate contra el fortín rifeño de Kudia Tahar. Por las condiciones orográficas del terreno, aquella era la misión más complicada del operativo. Al día siguiente, día 9 de septiembre, los soldados catalanes ya no tenían agua y todo lo que recibieron fueron algunos pequeños sacos de hielo tirados por la aviación española que no paliaron la situación. Después de tres días se habían producido docenas de bajas por las dos partes. Y hasta que los chicos catalanes ya no podían seguir matando ni muriendo, porque nadie ya tenía municiones, el mando español no envió a los legionarios y los regulares.
En este punto es importante recordar que Catalunya venía de un escenario sociopolítico muy convulso: la guerra del pistolerismo (1919-1923), y la intervención y desguace de la Mancomunitat (1923-1924). Solo tres meses y medio antes (26 de mayo de 1925), se había producido el "Complot del Garraf", el intento de asesinato de la familia real española en las vías de tren de los túneles del Garraf, a manos de activistas independentistas catalanes de Bandera Negra. Y que solo dos meses y medio antes se había producido una gran manifestación de rechazo a la españolidad que predicaba el régimen, con la primera gran pitada al himno español en un estadio de fútbol. Había estado el 14 de junio de 1925 en el estadio del F.C. Barcelona.