Me encontré con Toni Sala en la Semana del Libro en catalán, donde el autor ha bajado para celebrar la publicación de su última novela Escenaris. Le ha costado años escribirla, y es la tercera obra que cierra la trilogía de las novelasEls nois y Persecució. Le digo que se ha superado, en esta obra, que ha subido aún más de nivel. Me lo agradece, "eso es lo mejor que pueden decirle a un escritor". Cuando enciendo la cámara, lo pillé haciendo toda una teoría sobre la relación entre el Empordà y la literatura, a propósito de un escrito que hice sobre el tema. Esta relación, me explica Sala, a su parecer se acaba en Tossa, "pobres", y también muere a medida que te acercas al Cap de Creus, "porque aquello ya no es el Empordà, es otra cosa, y sólo tienes que tener ojos para verlo. 

No he tenido tiempo de acabar Escenaris, pero lo haré. Me ha gustado mucho.

 No son libros para... Bueno, quiero decir que los libros si no se acaban tampoco... no es ninguna...

Sólo me faltan 60 páginas, lo siento.

Te lo digo en serio: con los escritores buenos no necesitas llegar al final, a veces precisamente porque son buenos no llegas al final. Quedas ya como saturado de tanta intensidad, ¿no?

¿Es Toni Sala, quien habla a través de los discursos de los personajes?

 No, no, yo más bien te diría que todo lo contrario, ¿eh? Que lo que intenta Toni Sala es desaparecer de en medio. Lo que más me cuesta como autor es desaparecer. Pienso que eso es lo que venía a decir Carner con otras palabras, cuando decía que todo el mérito de su obra era el lenguaje. Yo no diría nada, es el idioma ¿no? Es dejar hablar, yo dejo hablar. No tengo la impresión de que yo me tenga que implicar en ninguno de los personajes ni que ellos digan lo que yo diría también. A veces coincidimos, pero a veces no.

Entrevista Toni Sala, escriptor / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Entrevista a Toni Sala, escritor / FOTO: CARLOS BAGLIETTO

Ofreces diferentes visiones sobre las cosas. En la cuestión catalana tenemos a Molles y su mujer, que son un poquito las dos visiones después del proceso, el insurreccionalismo o la aceptación de la derrota.

Me salen estos personajes y dicen estas cosas. No lo sé, supongo que son personajes que existen, ¿no? Que si ambientas la novela estos últimos años aquí en Cataluña, pues inevitablemente te encontrarás a este personal. En otro momento te encontrarías a otros. En tiempos del franquismo debías encontrar a los clandestinos y a los que no.

Detecto una urgencia por imprimir la historia reciente y ser la voz de un pueblo. ¿Es así?

Buf, pero otra vez yo aquí no tengo nada que ver. La literatura no es que tenga que ser la voz de un pueblo, es que lo es. Y no porque hable del momento actual, del momento en que el escritor escribe. Puedes escribir sobre cualquier cosa, en cualquier lugar cualquier momento, pero inevitablemente estás escribiendo tú, un individuo que de alguna manera, aunque no quiera, se encuentra inmerso en las palpitaciones del momento, que dicen. Eso es inevitable. Pero no creo que sea ni siquiera la función de la literatura eso, sino que este es el material con el que la literatura juega –es inevitable.

Tenemos la muerte de Escenaris, que es nuclear, tenemos la muerte de Persecució, que es un asesinato, y después tenemos el último círculo, que es la muerte accidental de Els nois.  La cuestión de la muerte siempre va ligada con la tragedia. Las tragedias griegas clásicas también eran trilogías

Els nois, Persecució, Escenaris: esta es la trilogía de novelas. ¿Cuál es el eje que las une?

Es la trilogía de la muerte. Hay gente que dice del mal, yo digo no, es de la muerte. Els nois es un accidente de coche donde mueren dos hermanos, que también es muy alegre. Y la muerte, por tanto, es una muerte accidental, es exterior, que de repente llega un dios y matan a estos pobres chicos. Persecució... Es un asesinato y, por tanto, es una muerte ya absolutamente intencional, intencionada. En Escenarios sale una muerte aún más esencial, más... nuclear. De hecho, son como círculos concéntricos. Tenemos la muerte de Escenarios, que es nuclear, tenemos la muerte de persecución que es un asesinato, y después tenemos el último círculo, que es la muerte accidental de Els nois.  La cuestión de la muerte siempre va ligada con la tragedia. Las tragedias griegas clásicas también eran trilogías. Y a partir de un momento dado pensé: harás una trilogía sobre la muerte.

Entrevista Toni Sala, escriptor / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Entrevista a Toni Sala, escritor / FOTO: CARLOS BAGLIETTO

Este chico, Vadó, (que no es el actor protagonista) llega a una especie de paraíso de los gordos como él, que pueden comer sin parar. ¿Qué es, este delirio?

 Sí, es el país de los independientes ¿no? Es decir, es alguien que encuentra esta utopía de una sociedad donde tú encajes con todos tus defectos. Un poco eso liga con la cuestión del proceso y del postproceso. Ahora hemos visto a estos que nos tenían que hacer la independencia cómo eran, ¿no? Da un poco de miedo, ¿no? ¡Cuando piensas que estos son los que nos habrían tenido que mandar!

Vadó se encuentra con Olga, un personaje que hace lo que sea para tener un hijo, pero que, en cambio, ha renunciado al amor de pareja. ¿Por qué?

 No lo sé, me parece coherente y posible, pero no soy una mujer y me cuestan los puntos de vista femeninos. En Persecució también había unas cuantas mujeres y yo siempre pensaba “yo qué sé, de las mujeres!”, y por suerte tengo una editora y no tengo un editor, y entonces ella me puede decir qué le parece. Pero... Sí, es una mujer consecuente y desengañada, o desengañada y consecuente es verdad, y que... Desiste de querer una pareja convencional, además no la quiere, no quiere saber nada, pero a la vez siente esta pulsión tan natural de querer tener hijos.

Yo lo digo a los amigos, ¿ves? Ahora tienes un motivo para vivir. No sé qué es primero, ¿no? Si el motivo para vivir o el hijo, eso también podría ser

Siente el deber de la continuidad, ¿no?

Seguro, sí. La maternidad debe ser eso, ¿no? Porque si no, ¿qué es? Si tú tienes una visión muy desengañada de la vida, probablemente la salida es el suicidio. En cambio, la maternidad y la paternidad son una implicación absoluta en el mundo. Yo siempre lo pienso. Yo tengo una hija. En el momento en que tuve a la hija supe que no me suicidaría. Eso es como un salvavidas. Yo lo digo a los amigos, ¿ves? Ahora tienes un motivo para vivir. No lo sé, claro, no sé qué es primero, ¿no? Si el motivo para vivir o el hijo, eso también podría ser. Pero es una... ¿Tú tienes hijos? ¿No?

Quien no tiene hijos es el protagonista, el actor.

Tenía claro que sería un actor porque eso me permitía hacer una lectura de los textos desde fuera. De hecho, pensaba que Escenarios sería un libro de monólogos, pero después las cosas se fueron complicando. El actor es un actor, o sea, es un artista, es alguien que... Que ha renunciado a todas estas cosas, entre las cuales la paternidad, para dedicarse estrictamente a hacer series baratas. Hasta que hay un día que se despierta y vuelve a hacer teatro, pero en realidad es una especie de hedonista cultural, que es lo que en general predomina, en el mundo.

¿Qué es, un hedonista cultural?

Ahora me lo acabo de inventar, pero quiero decir alguien que tiene una relación muy superficial con la cultura, una relación puramente de satisfacción. Lee que serás más feliz, o ve al cine que te divertirás. Eso es lo que normalmente se promueve. Cuando era joven había un diario que tenía una sección que se llamaba Cultura y espectáculos. No era de cultura, sino de todas cosas, como si fueran juntas, y muchas veces se confunde qué es una cosa y qué es la otra.

Como la cultura es igual a libertad, es igual a ir en contra del poder

Lo que sí que hay es el ministerio de cultura y deportes. Los políticos siempre están en primera línea de la cultura, en los teatros, en las ferias de libro como esta. ¿Por qué?

Creo que los políticos tienen mucho miedo de la cultura. Mucho. Porque de alguna manera la cultura... Ahora me pongo muy serio, ¿eh? Bueno. Como la cultura es igual a libertad, es igual a ir en contra del poder. Y el político por definición es anticultural. Lo que pasa es que tiene que disimular e intentar ir de aquello, pero su función es contraria a la cultura. Después hay quien tiene una mínima dignidad, pero normalmente los políticos son muy ignorantes y tienen mucho miedo, el miedo que produce la ignorancia de saber que… Yo me encuentro mucho con los políticos, que pienso: yo a ti te puedo entender, pero es difícil que tú me entiendas a mí. Y eso es una cosa que parece muy petulante, ya lo sé. Y también sé que tengo horas de perder, ¿eh? Quiero decir, ganará él, siempre. Pero creo que muchas veces hay una desconfianza total por parte de estos políticos que es miedo. Pero no te lo dirán, evidentemente. Al contrario, saldrán de la feria con el libro. Pero en realidad la que rascas un poco te darás cuenta.  Yo me he encontrado cada caso, con alcaldes de unos niveles bajísimos. Porque no he tratado a políticos más arriba pero vaya. El nivel es terrible, es espantoso. Pero hablar mal de los políticos tampoco tiene mucho mérito.

¿Por qué son notablemente gordos, tanto Olga como Vadó?

Tendríamos que ir a mirar al subconsciente, eso. En la primera novela que escribí también salía un personaje muy gordo; me lo hizo notar un amigo. Seguro que tiene que ver el hecho de sentirse diferente en un mundo que dicta que tienes que ser de una manera y te encuentras que inevitablemente, aunque no quieras, eres de otra. Me puedo imaginar su conflicto con el cuerpo, y me interesa mucho el cuerpo con relación a la literatura. Estos dos personajes tienen una relación que tiene que ser... Que tiene que ser también muy desengañada con su propia materia. El cuerpo es muy importante, para el escritor.

Durante miles de años hemos pensado que lo que define al hombre son la razón y la cabeza, pero al final resultará que lo más propio de los humanos es el cuerpo

Parece que ser escritor es un trabajo muy estático, en el cual el cuerpo no tendría que ser importante. El actor protagonista también lo dice. ¿Por qué es, importante, el cuerpo?

 Hay una cosa muy interesante con eso, que es la cuestión de la inteligencia artificial. La inteligencia artificial de aquí a cuatro días hará los libros mejor que nosotros. No sé a qué país querían poner un ministro que fuera una inteligencia artificial, porque representa que es más incorruptible. Las cuestiones mentales, los procesos mentales, eso la IA ya lo hace. Durante miles de años hemos pensado que lo que define al hombre es la razón y es la cabeza, pero al final resultará que lo más propio de los hombres es el cuerpo. Y no lo sé, no lo tengo muy pensado, pero con la literatura el cuerpo es esencial. Con la literatura y con la persona, vaya, porque si te sacan el cuerpo te han matado.

El discurso que hace Olga en contra de la belleza y el bienestar “estériles” también me liga con el cuerpo, ¿no? Todo este bienestar y belleza de qué sirve, si no puedes tener hijos?

 Sí, es como un contradictorio, ¿no? Cuanto más guapos menos hijos. Pero al fin y al cabo somos animales, o sea, nos guiamos por la belleza también por una función práctica. Eso queda muy nazi, pero si nos guiamos por la belleza es por una pulsión de reproducción. Quizás no, quizás la finalidad de la belleza no es la reproducción. Volvemos con eso del hedonismo, ¿no? En el fondo estamos hablando también de responsabilidades. ¿Cuál es tu responsabilidad ante el mundo, ante tu cultura, ante tu cuerpo, incluso? O asumes esta responsabilidad o no la asumes. Y la maternidad también forma parte del cuerpo, claro.

Quizás la literatura es la victoria de los perdedores [...] y la derrota de los que ganan es la literatura

Vadó no se hace responsable de nada, que en cierta manera parece que flote por la vida.

Estoy de acuerdo, sí. A mí me gusta, mucho, Vadó. Estoy como un poco flipado con él. Tiene como una pureza infantil precisamente por eso. Responsabilizarse, que quiere decir hacerse adulto, también quiere decir corromperse. Porque cuando tú te responsabilizas de algunas cosas también ves que no te puedes responsabilizar de todas, que todo tiene un límite. Pero Vadó no lo ve así, es como un perdedor infantil, muy puro.

No hay literatura sin perdedores.

Quizás la literatura es de perdedores, quizás la literatura es la victoria de los perdedores. Quizás es eso, ¿no? La victoria de los perdedores. Y la derrota de los que ganan es la literatura, y aquí volvemos a aquello que te decía sobre los políticos no, que tienen el poder terrenal, matarte ponerte en la prisión. Pero hay alguna cosa más allá de eso, ¿no? Nos conviene pensar que sí, porque si no también estamos bastante perdidos.

Entrevista Toni Sala, escriptor / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Entrevista Toni Sala, escriptor / FOTO: CARLOS BAGLIETTO

¿Qué lees?

Eso es secreto. Es como entrar en la sala de máquinas de un escritor. Cuando fui a la Fundación Pla, lo primero que hice era decirles dejadme ver la biblioteca que tienen todos los libros de Pla, a ver qué tenía. Y sobre todo coger los libros y mirar a ver si tenía cosas apuntadas o qué de eso. Y no funcionó. Quiero decir que no me descubrió nada nuevo. ¿Qué leo? No lo sé, cosas clásicas sobre todo, y cosas que me gusten, no lo sé. Leo muchas cosas muy diferentes dependiendo de circunstancias, pero en general leo los libros que se siguen editando después de 50 años de la muerte del autor. Estos son los que yo leo.

Pla, Rodoreda y Carner son los tres principales del siglo XX, para mí

Te ríes un poco, de Pla. ¿Puede ser?

¿Ah sí? Bueno, hago algún juego de palabras en algún momento, pero en Pla… un respeto, por Pla! Piensa que yo vivo como a 10-15 kilómetros del mas Pla y a veces parece que llega, que me asusta y todo, pienso, no vayas hacia Palamós, quédate por aquí porque da medio miedo, aquel hombre. No, no. Pla, Rodoreda y Carner son los tres principales del siglo XX, para mí. O sea, no tengo nada que decir, que a todos los respetos ya nos ha hecho un gran favor, en Pla. Si no fuera por él seguramente el país sería diferente, ¿no? Yo a veces lo llamo la gran enciclopedia planiana de la obra completa. Porque vas al índice y te sale todo el mundo, y es un punto de vista, y es un hombre que va... este sí que dedicó cuerpo y alma a la escritura en catalán. Y es muy inteligente, en Pla, y tiene también eso que a veces yo intento con los personajes, que los hago charlar sin parar hasta que dices hostia calla de una vez. En Pla también lo hace, a veces dices bien, pero ¿qué me estás explicando aquí? Páginas y páginas que no van a ninguna parte, ¿no? Pero forma parte del... De la literatura. La literatura es eso, es una gran biblioteca con millones de páginas o de libros que no leerás nunca, y algunas que sí. Y de personas que no callan ni un momento. Por eso te decía al principio que no hay que llegar al final de ciertos libros, porque una vez has captado la voz de Pla o de Rodoreda, la cojas por donde te la cojas, siempre es la misma textura. Y llegar a dar una textura es lo que creo que puedes conseguir haciendo literatura. Es lo máximo que puedes conseguir.